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3 claves para la transformación auténtica en la vida cristiana

La primera reacción al leer el título de este pequeño artículo puede ser de desaliento: un intento tras otro seguido de un fracaso tras otro, prácticamente te ha convencido de que la transformación auténtica no es posible.

La segunda reacción puede llevarte a la elaboración detallada de una estrategia personal de cambio. Todo esfuerzo de transformación auténtica, consciente o inconsciente, reposa en tus fuerzas y maquinaciones.

Tengo buenas noticias: ¡la transformación es cosa del Dios! Te quiero sugerir tres claves para la transformación auténtica en la vida cristiana basadas en las palabras de Pablo a los Corintios (1 Corintios 1:4-9):

Siempre doy gracias a Dios por vosotros, pues él, en Cristo Jesús, os ha dado su gracia. Unidos a Cristo vosotros os habéis llenado de toda riqueza, tanto en palabra como en conocimiento. Así se ha confirmado en vosotros nuestro testimonio acerca de Cristo, de modo que no os falta ningún don espiritual mientras esperáis con ansias que se manifieste nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el fin, para que seáis irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, quien os ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Clave 1: Recibe su gracia.

Vivimos en medio de una sociedad en la que no se puede conseguir nada si no estamos dispuestos a dar algo a cambio. La gracia de Dios es el motor de arranque de nuestra transformación. Se manifiesta, en su máxima expresión, a través de la muerte de Jesús en la cruz ocupando el lugar que nosotros merecíamos. No hay nada más que podamos o debamos añadir o hacer. Somos salvos por gracia y también transformados por gracia. Por lo tanto, la invitación es simplemente a disponernos delante de Dios para que Él continue su trabajo en nosotros.

Clave 2: Recibe sus regalos.

El mundo pone valor en aquellas cosas que son muy atractivas, sin embargo, no necesariamente permanentes. Somos llamados a no poner nuestra confianza en nada que podamos perder. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos. Sin embargo, como seguidor de Jesús no te dispones a Su servicio para ganarte el cielo o ser aprobado, sino como una consecuencia natural de tu nueva identidad. Nuestra transformación se perfecciona mediante el uso de todas las riquezas (v. 5) y dones espirituales (v. 7) que Dios nos ha dado para honrarle a Él y servir a su pueblo.

Clave 3: Sigue su llamado.

Hay muchas voces que van a demandar y requerir tu atención en tu paso por esta vida. Algunas voces serán muy dominantes. Tienes que aprender a reconocer la voz de Aquel que te ha llamado. El llamado superior no tiene que ver con ser alguien, adquirir posesiones o reputación, sino es un llamado a tener comunión con Jesús (v. 9). Cuando estás cerca de Él, Él puede hacer su obra de transformación — una transformación que se perfecciona en el tiempo y tiene valor eterno.

Lo más alentador es saber que es Él quien nos mantendrá hasta el fin y además tiene un propósito glorioso: ¡el que seamos irreprochables para el día de Jesucristo (v.8)! ¿A qué te está invitando Dios?

— Devocional de Edith Vilamajó Sanchís. Edith es decana de Estudiantes de la Escuela Evangélica de Teología de la FIEIDE (EET) donde también ejerce docencia. Ha publicado con la Editorial Andamio: Formar para transformar. Propuesta para renovar el ministerio de enseñanza en la Iglesia. Vive en Oxford, con su marido Peter y su hijo Alex.

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