En esta Semana del Libro en Librería Abba / Mi Tienda Evangélica, nos hemos querido acercar a las costumbres de familias lectoras en esta era digital. Aunque entre mucho en juego la personalidad individual, sin duda ciertos ritmos y estructuras pueden animar y fomentar la lectura en casa. Aquí hay cuatro ideas:
1. Rodéalos de libros desde bebés.
Un estudio reciente demuestra que la lectura consecuente desde semanas de vida tiene un impacto en el desarrollo del niño y mejora su lenguaje incluso a una edad tan temprana como los 9 meses.
Varias familias nos han comentado sus hábitos para fomentar la lectura en la etapa infantil.
Un papá en Valencia nos contaba que sus niñas disfrutaban de sus libros de cartón de animales, ruidos y sonidos de música clásica, colocados estratégicamente «en una estantería a su altura» para que ellas mismas los alcanzaran. También enfatizó «leer la Biblia adaptada a su edad como rutina antes de ir a dormir», punto en el que coincidió otra madre de dos jóvenes en México: «Desde niñas les compramos libros ilustrados y la Biblia ilustrada (las imágenes con el texto les atrae mucho) y siempre comentábamos las lecturas». Ahora sus hijas disfrutan leyendo por su cuenta como pasatiempo.
2. Disfruta leyendo en voz alta con tus hijos.
«No hay nada que se compare a la lectura en voz alta, ni una conexión más bonita», subraya la autora y docente Keila Ochoa Harris en su presentación de Pásame otro libro. «Lo dicen muchos expertos y educadores: si en los colegios leyéramos más con los niños, su nivel de atención subiría exponencialmente pero también su conexión con el profesor».
Ochoa Harris anima a las familias a empezar con metas pequeñas diarias que llevarán a que los propios hijos reclamen ese tiempo de lectura familiar. Gracias a esta actividad, «podemos darnos cuenta de dónde está el corazón de nuestros hijos».
Una madre en Barcelona desarrolló un tiempo de té y lectura con sus tres hijas que se ha convertido en una de las actividades preferidas de la familia: «Consiste en que vayan a buscar todos los libros que les gustaría leer y pasamos hasta una hora leyendo cuentos» mientras disfrutan de una rica merienda.
3. Engánchalos a la lectura a través de sus intereses.
«Anímales a leer sobre los temas que más les apasionan«, comenta una madre de dos chicos deportistas en Valencia. Dice que es clave también «investigar sobre las lecturas que más les pueden gustar e ir a comprar libros juntos».
Otra madre de dos chicos en Madrid también usó esta técnica para reducir el tiempo que pasaban viendo televisión y además fomentar la lectura de literatura cristiana: empezó comprando libros de sus youtubers preferidos o libros de «elige tu propia aventura»: «Cuando ya los enganché, compré El diario de Álex y libros de misterios cristianos. Tanto les gustó que esperan las continuaciones».
4. Decide cómo y cuándo se usan las pantallas.
Una familia en Colorado, EE. UU., explica que ha sido importante limitar el uso de los dispositivos y llenar todos sus espacios con libros, tanto en la casa como en el coche (o «en cualquier lugar donde necesiten algo que mirar mientras esperan»). En su casa los libros son un tesoro, y la alternativa al aburrimiento es leer, no utilizar un dispositivo:
«Los dispositivos digitales solo los usamos para fines específicos (buscar algo, ver un programa concreto, etc.) y luego los guardamos. Las pantallas no se usan para jugar o cuando están aburridos. Sin embargo, los libros sí. Además, nuestros hijos no tienen sus propios dispositivos, los comparten con la familia».
¿Tienes una familia lectora? ¿Compartes alguna de estas costumbres? ¿Qué ideas te gustaría añadir?