Hace poco más de un año, cuando mi esposa tuvo a nuestra segunda hija, cada mañana acompañaba a mi hija a la guardería. Era ya su último año de guardería, pero la dinámica era la misma cada mañana: No quería que yo me marchara.
Era una escuela abierta, así que me podía quedar con ella el tiempo que quisiera. Para que se calmara de sus llantos, y de esa gran tragedia que para muchos niños es apartarse de sus padres (una tragedia en el sentido estricto de la palabra relacionada con la forma de sobreactuar para hacernos sentir culpables) solía leerle un cuento de los que había en la estantería de la guardería.
Un día, llevaba en mi mochila una Biblia infantil que estaba revisando para reseñarla y dar mi opinión a la editorial publicadora, así que saqué la Biblia y le comencé a explicar la historia de Jonás. Recuerdo, que en ese instante un montón de niños de la clase, se acercaron, se sentaron alrededor y empezaron a escuchar muy atentos la historia del profeta.
La profesora al verlos tan atentos, me pidió que si podía dejar ese “cuento” en la estantería para que ella se lo contara en algunos ratos. Encantado le dejé la Biblia.
Al día siguiente, al ir a dejar a mi hija, un niño me estaba esperando con la Biblia infantil en la mano, y al verme me la trajo para que le contara alguna historia, así que me senté y esta vez tocó Noé…Al ver los animales ellos iban enumerándolos y señalándoles con grandes sonrisas. Pasaron algunos días, y fui contándoles historias de la Biblia: Adán y Eva, La torre de Babel, Daniel en el foso de los leones, el nacimiento de Jesús…Y cada día había más niños escuchando las historias.
Un día llegué a clase y me di cuenta que el libro no estaba en la estantería. Al preguntarle a la maestra si sabía dónde estaba me dijo que hubo una madre que se había quejado y les había dicho que no quería que a su hijo le contaran historias de la Biblia, que eso era una guardería pública y laica y que eso no estaba permitido, que si hubiera querido que le contaran sobre la Biblia lo hubiera llevado a una guardería de monjas. Así que disculpándose me devolvió la Biblia y me instó educadamente que no volviera a explicar esas historias a los niños.
En ese momento me di cuenta de cuatro cosas importantísimas:
- La Palabra de Dios tiene un poder increíble en los niños. Sus historias les cautivan y entendí más claramente las palabras que Jesús dijo: “De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” Lucas 18:17
- Los niños en nuestra sociedad no tienen ningún tipo de conocimiento acerca de las historias que aparecen en la Biblia. En un mundo tan secularizado no hay espacio para que conozcan nada sobre el Gran Plan de Salvación que narra la Historia de Dios.
- Como Iglesia, es nuestra misión, hacer llegar a los más pequeños las historias que contiene la Biblia, y plantar la semilla para que puedan conocer a Jesús de una manera personal.
- Habrá oposición para que lo hagamos, porque los niños son una pieza clave en la extensión del Reino de Dios.
Días más tarde, una mujer me paró en la guardería y me preguntó si yo era el padre de Blanca. El que contaba “cuentos”. Intuí que íbamos a tener una tensa conversación.
Y me equivoqué.
Me dijo que su hijo cada noche le pedía el cuento del papá de Blanca… El de un señor que tenía que ir “Nipike”(Su manera de decir Nínive), pero que no fue… Y fue al mar y se cayó… y vino un pez y ñam y se lo comió, pero el pez vomitó…
La mujer me pidió que, por favor, que le dijera qué cuento era ese, porque su hijo estaba “muy pesado”.
Un niño de dos años y medio puede ser insistente hasta la extenuación.
Le expliqué que era una historia de la Biblia, y le prometí que al día siguiente le traería una Biblia infantil, y así lo hice. Sé que ahora cada noche la madre le cuenta una historia bíblica al niño. Y allí aprendía la 5ª lección:
Dios usa la pasión de los niños por su Palabra para que los padres también puedan conocer el evangelio.
Todo ese asunto me hizo pensar en la responsabilidad que tenemos para hacer que todo niño tenga una Biblia infantil, adaptada a su lenguaje, en casa. Es una herramienta con un poder increíble.
Pero también me di cuenta que una Biblia completa, de buena calidad, apta para regalar, se va rápido a un precio de 12 a 16 Euros. Ese precio es demasiado alto para lanzar una campaña misionera masiva en la que padres cristianos, iglesias, ministerios, amigos, familiares puedan regalar muchas Biblias a los más pequeños.
Necesitábamos una Biblia como máximo de 3 Euros, a todo color, tapa dura y con un mínimo de 250 páginas para que hubiera una gran cantidad de historias bíblicas, recalcando la vida de Jesús, así como su muerte y resurrección, y un pequeño plan de salvación explicado a los más pequeños. Y no había nada así en el mercado cristiano. Había Biblias misioneras para hombres, para mujeres, para jóvenes… Pero no para niños. No con la calidad que debe tener una Biblia de regalo.
Hablamos con varias editoriales, para ver si podían publicar una Biblia así, y todas nos dijeron que eso era inviable económicamente.
Así que oramos al Señor, en busca de su guía, y nos pusimos manos a la obra y creamos la Biblia Abba para niños. Es extraordinario como Dios lo fue moviendo todo para encontrar al ilustrador, a los maquetadores, y a la imprenta para poder editar una Biblia misionera para niños con estas características:
Y a un precio muy económico.
Pero queríamos poder rebajar algo más el precio si se compraban grandes cantidades, así que para ministerios, iglesias o particulares que quieran regalar muchas. Su precio por cajas de 40 será sólo de 2,50 Euros.
Es decir que si se quieren comprar sueltas el precio es increíble.
Y con esta Biblia, desde Abba, lanzaremos la campaña: Esta Navidad ningún niño sin una Biblia.
Para que todos podamos regalar una Biblia infantil, sin excusa del precio, a todos los amigos de nuestros hijos, familiares, regalos de escuela dominical, niños nuevos que llegan a la iglesia…
Podéis comprar la Biblia Abba para niños pulsando este enlace
Esperamos que pronto entre todos, repartamos muchas Biblias a los más pequeños para que puedan conocer la Gran Historia de la Salvación.
Joan González Angurell, editor de la Biblia Abba para niños y Director de Abba Distribuidora Cristiana