Hoy compartimos una charla sobre el tiempo devocional diario hablando con Jaime Fernández Garrido, escritor entre otros, de varios libros devocionales. En este vídeo Jaime nos da unas pautas que nos ayudarán a disfrutar del tiempo devocional y conocer mejor al Señor.
Compartimos lo más destacado de la charla en texto para que lo tengáis por aquí:
- ¿Qué necesito para tener un tiempo devocional?
- ¿Cuándo es mejor tener un devocional según tu experiencia? ¿Por la mañana? ¿Por la noche?
- ¿Cuánto tiempo debemos dedicar al tiempo devocional?
- ¿Cómo leo la Biblia? ¿Hay alguna recomendación?
- Hay días en los que no encuentras el momento o tienes un mal día ¿qué podemos hacer con nuestro tiempo devocional en estas circunstancias?
- Mientras leemos la Biblia anotamos ideas pero también dudas. ¿Qué hacemos con las dudas que anotamos mientras leemos la Biblia? ¿Le preguntamos a otras personas?
- Preguntas
1. Qué necesito para tener un tiempo devocional.
Jaime Fernández: La verdad es que es una de las preguntas más importantes y básicas en la vida cristiana, porque uno puede hacer prácticamente lo que sea en cualquier otra actividad. Pero si realmente quieres estar cerca del Señor, estar cerca de Dios, tienes que estar hablando con Él. Tienes que estar hablando además diariamente, y no tanto porque sea una obligación, sino porque Él es el eje de toda tu vida. Todo gira alrededor de él y todos los días que vivimos merecen la pena.
Cuando estamos con él, a veces lo que se llama el tiempo devocional ha sido como una carga para algunas personas, como pensando que que bueno que tienes que hacerlo, que es una obligación. Incluso las personas han llegado a hablar de una disciplina del tiempo devocional y a veces esa situación de tomarlo como una disciplina puede ser algo que no es bueno, en el sentido de que te marca una manera de ver la vida que no es la correcta.
Yo tengo muy buenos amigos, no solamente que me están escuchando ahora, sino tú y otros muchos. Y para mí, hablar con ellos y hablar contigo no es una disciplina. No digo pues hoy tengo que hablar con Abraham, tengo que buscarle esta semana como sea. Sino que surge del cariño que hay en el corazón. Entonces ese es un poco lo que tenemos que buscar en la relación con Dios. Claro, cuando hablamos de tener un tiempo con el Señor, no es solamente poder leer la Biblia.
A veces las personas piensan bueno, un tiempo de discipulado y voy a sacar media hora todos los días para tener un tiempo con el Señor. Y no nos damos cuenta de que es mucho más que eso, va mucho más allá que eso. Y no es solamente leer la Biblia, es también orar, es abrir nuestro corazón y decirle al Señor todo lo que nos ocurre y es una relación, es algo trascendental. Entonces no puedes tener una relación marcada, no puedes decir bueno, voy a tener un tiempo con tal persona.
Imagínate yo con Miriam, con mi mujer, pues voy a pasar media hora todos los días con ella los cinco primeros minutos. Le voy a recordar todo lo bueno que a ella es y todo lo que hacen los cinco siguientes minutos. Voy a dejar que me hable luego cinco minutos. O sea, no puedo marcarlo así, por más que a veces eso pueda ayudar a algunas personas en su tiempo, entre comillas con Dios, no a la larga, ese dividir el tiempo y esa disciplina en ese sentido acaba de una manera negativa.
Entonces lo que tienes que hacer es dejar abierto tu corazón, buscar esa relación con el Señor porque lo necesitas y le necesitas a Él. Necesitas escucharle, necesitas hablarle, necesitas leer la Biblia.
-Por lo tanto, tienes que tener una Biblia.
Y parte de esa disciplina también es no solamente orar, hablar con Dios, sino algo tan sencillo y que la gente puede parecerle pues.
-También una libreta, algo en donde tú puedas anotar las cosas que Dios está diciéndote, lo que tú estás hablando con él, llevar un diario de oración.
Y no solamente tienes que tener ese deseo de estar hablando con él, sino en cierto modo anhelar estar hablando con él. Habrá días que tú puedes hacerlo igual.
Habrá días que puedas hacerlo, digamos de 8 a 9 de la mañana. Habrá días que tengas que hacerlo de 8 a 9 de la noche. Habrá días que todo ha dado tantas vueltas que no has tenido tiempo para estar con el Señor. Y habrá otros días que no has tenido tiempo para estar con el Señor. Habrá días que en vez de una hora tienes 2 o 3 o puedes pasar toda una mañana.
Incluso es bueno que busquemos días para pasar hasta días enteros con él, a solas con el Señor. Porque de eso se trata, se trata la relación. Es decir, se trata de disfrutar con él, de orar y de escucharle.
Así que se trata de tener la Biblia, tener un tiempo de oración y utilizar una libreta, unos apuntes para conforme vayamos, vayan llegando ideas.
2.¿Cuándo es mejor tener un devocional según tu experiencia? ¿Por la mañana? ¿Por la noche?
Jaime Fernández: Para mí esto es algo muy personal. Para mi el mejor momento es justo después de levantarme a la primera hora de la mañana. Porque hay dos momentos claves en la vida en una persona, tanto cuando se despierta como cuando se va a dormir, ahí aparecen todos los fantasmas. Permíteme hablar de esta manera tan coloquial.
Cuando vas a dormir llegan todos los problemas que no puedes resolver y que crees que se te va a venir el mundo encima. Y no. Hay que aprender a dejarlos al lado, ponerlos en la presencia del Señor. E ir a dormir tranquilamente porque el día siguiente llega y Dios te va a cuidar y a la mañana porque tienes muchas cosas que hacer.
La adrenalina está ahí y eso puede desembocar incluso en un problema de ansiedad. Hay muchas personas que tienen muchas ansiedades, sobre todo de mañana. Y conforme va pasando el día van comenzando a entregar el día en las manos del Señor. Las cosas van yendo de una manera normal y ésa ansiedad va desapareciendo. Entonces para mí es muy importante hacerlo a primera hora, porque es la manera de agradecer al Señor ése nuevo día y comenzar con Él.
¿Qué ocurre? Que hay veces que tienes que viajar, tienes que hacer un trabajo urgente o lo que sea y no puedes. Entonces buscas el momento en el que estar con el Señor, incluso aunque estés viajando, cuando vas en coche, pues puedes hablar con él.
Siempre digo en broma que cuando estás en un atasco, en vez de estar pensando en todo el tiempo que estás perdiendo y en lo que están haciendo todos los demás, en no sé qué, no sé cuánto, háblale al Señor cuéntale lo que hay en tu corazón.
Háblale de tus amigos, de tus hermanos, de la gente que necesita. Ahora tenemos una posibilidad muy bonita e impresionante de tener en nuestro teléfono toda la Biblia hablada, leída incluso en varias lenguas. Pues puedes poner la Biblia e ir escuchándola y a veces algo que da la impresión de que es malo que estés una hora parado en un lugar, pues puede ser la mejor hora del día. Entonces busca siempre la manera en la que tú puedes estar con el Señor.
Y algo que le digo a la gente es que aunque guardes una disciplina, digamos una rutina, como todos los deportistas tienen que entrenar. No lo tomes como una disciplina o como una rutina, pero sí el hecho de estar con Dios. Algo que embellece esa rutina, por decirlo de alguna manera, es que cuando tienes alguna posibilidad te salgas de lo que tú estás haciendo.
Entonces, por ejemplo, un sábado, si tienes un parque cerca, pues tomes tu Biblia y te vayas allí a leer y a hablar con el Señor, o si estás cerca de una playa o si puedes pasear, pues lo mismo puedes llevar la Biblia en los cascos, escuchar en tu teléfono, escuchar algún capítulo y al mismo tiempo ir hablando con el Señor.
Es decir, de la misma manera que una relación con un amigo, pues no os véis siempre al mismo sitio y a la misma hora, sino en muchos lugares diferentes y disfrutando de muchos ambientes diferentes. Lleva lo mismo con el Señor y eso va a hacer que ese momento con el Señor incluso sea más gratificante.
3.¿Cuánto tiempo debemos dedicar al tiempo devocional?
Jaime Fernández: Depende mucho de la necesidad que tengas, porque a veces hay momentos en la vida que tienes que apartar mucho tiempo. Momentos claves en mi vida personal, incluso, que yo lo he necesitado, pues he tenido que irme a lo mejor uno o dos días a algún lugar semi lejano incluso, por qué no, a un hotel, apagar el teléfono, apagar absolutamente todo. Mi familia lo sabía que estaba ahí y solamente para estar con el Señor, orar y leer su palabra sencillamente porque lo necesitaba, necesitaba que Él renovara mi corazón.
Es curioso porque el Señor Jesús hacía eso varias veces. A veces tenía tanto trabajo que dice que casi no podía ir de un lugar a otro. Y había una multitud que le perseguía literalmente que iba con él, fuera donde fuera. Se entonces llegaba y a lo mejor se pasaba toda la noche orando. Claro, al día siguiente estás más cansado, si tienes un trabajo peligroso, tienes que tener cuenta de eso, porque Dios quiere que seamos personas sensatas.
Pero si al día siguiente, yo que sé, es domingo o tienes de descanso y tienes que pasar una noche entera con el Señor, te lo recomiendo, que es lo mejor que puedes hacer en tu vida.
¿Cuál es el tiempo mínimo? Tienes que estar hasta que Dios te hable, porque si no me vas demasiado rápido, incluso haciendo cosas para el Señor. Y al final en el tiempo con el Señor no te das cuenta de que El te está hablando y estás comenzando a leer la Biblia y parece como que no te dice nada, ya estás en una situación complicada
Tienes que parar y decirle Señor, orar y decir: «Señor, tienes que hablarme. Y voy a leer sólo un versículo hasta que me hables.»
Y a lo mejor tienes que darle vueltas a esa frase una y otra vez hasta que llegaron a lo profundo de tu corazón, porque es una relación que que es de ida y vuelta. Dijimos la última vez que la Biblia es el único libro que habla contigo, porque Dios habla contigo. Entonces tienes que escuchar en cierta manera que Él te está hablando.
Es obvio que no de una manera audible. A veces Dios sí lo hace porque ciertas personas en algún momento lo necesitan y tienen que escucharle. Pero sí de una manera interior, por medio de su Espíritu, diciéndote «Esa frase es para ti, ¿viste lo que acabas de leer? es para ti. Llévate esa frase durante todo el día, recuerda al una y otra vez porque es para tí.»
Entonces de éso se trata el tiempo, con el Señor, de aprender a escucharle y no solamente para conocerlo.
Porque puede haber un riesgo de que tú leas la Biblia solamente para saber más de la Biblia. Y hay un riesgo también que corren todos los predicadores y aquí igual me meto donde no debía.
Hay un riesgo que cometen todos los predicadores que es: «Bueno este domingo tengo que predicar, el sábado voy a dedicar dos, tres horas o lo que sea para prepararme la predicación.» Para mí, bajo mi punto de vista, esa es una equivocación.Porque es como si tú estuvieras diciendo «pues voy a preparar para lo que tengo que decir.»
Tienes que ir estudiando la Palabra de Dios todos los días, de tal manera que cuando lees la Biblia y cuando vas, cuando Dios te va hablando, Él te diga: «Mira, la próxima vez que tengas que predicar es sobre esto.Y anota esto y anota aquello y este versículo y el otro.» De tal manera que cuando tienes que hablar el problema y el dilema sea «es que tengo tantas cosas que decir, que tengo que escoger lo que Dios quiere decirme».
Entonces sí oras y le dices a Dios ¿qué necesito yo en primer lugar? Y esto seria para un seminario de predicación. Así que tenemos como un paréntesis. ¿Qué necesito yo en primer lugar? Y entonces, cuando tú hablas a la gente de lo que tú necesitas, llegas al corazón de la gente cuando quieres predicar para que otros oigan eso es un problema y no te va a llevar a ningún lado.
Entonces ese contacto diario de escuchar al Señor, de ir anotando todo lo que Él te dice, eso es lo que te va preparando para conocerle más. Incluido cualquier tema que quieras saber.
Vivimos en una sociedad complicada y en una iglesia que no ha sabido adaptarse a la Palabra de Dios. Yo me pregunto muchas veces si los miembros de las iglesias, empezando por los responsables, pastores y maestros, realmente leen la Biblia.
Porque conocemos 20 o 30 capítulos de la Biblia, no más. Y muchas veces yo escucho y entro en YouTube y veo predicaciones de iglesias y durante cuatro o cinco o diez años las predicaciones son sobre esos o 30 capítulos de la Biblia, nada más.
¿Qué nos está enseñando? Que no estamos leyendo la Palabra de Dios. Porque la Biblia dice que toda Escritura es inspirada por Dios. Por eso la necesidad en el tiempo devocional y quizás ahí podamos entrar en alguna pregunta.
Tienes que leer la Biblia desde el principio hasta el final. Una y otra, y otra, y otra y otra vez. Y cuando terminas volver a empezar igual terminas volver a empezar, porque es toda la Palabra de Dios que te habla. No solamente unos capítulos determinados y no solamente los capítulos que me gustan a mí, y no lo que Dios dice.
4.¿Cómo leo la Biblia? ¿Hay alguna recomendación?
Mira, lo primero que tienes es que tener una Biblia en la que tú subrayas y escribas absolutamente todo lo que Dios te va diciendo. Muchas veces leemos textos bíblicos y decimos esto es una bendición. Esto era para mí hoy.
Prácticamente todas las personas que conozco en todos los lugares del mundo me han dicho eso, han vivido esa experiencia y entonces les digo ¿lo anotaste? Y dicen: «No, no lo voy a olvidar nunca.» De eso nada. A los dos días lo vas a olvidar.
Porque, primero no somos agradecidos y segundo, olvidamos las promesas de Dios. Anota.
Yo tengo una libreta y un archivo también en el ordenador que es se llama Promesas de Dios. Y desde más de treinta, cuarenta años voy anotando ahí. Anoto lo que Dios me ha dicho y las circunstancias de por qué El me dijo eso. Entonces eso es crucial.
La única manera que Dios pueda ir hablando es que tú vayas leyendo toda la Biblia, porque si yo leo, vuelvo a repetir 30, 40, 50 capítulos claves. Incluso predico sobre esos capítulos que son muy importantes. Siempre voy a estar con los mismos textos y los mismos versículos, y me voy a encontrar a veces con textos en la Biblia que ni sabía que existían ahí.
Una de las cosas que hago en broma, incluso cuando voy a hablar en los seminarios, que nadie se asuste cuando vaya la próxima vez, es hacerle preguntas muy simples. Por ejemplo, dime alguna vez que Dios te haya hablado o en un texto del libro de Abdías. Entonces empiezan a pensar ¿Abdías? ¿eso está en la Biblia?
Entonces la única manera vuelvo a repetir que Dios te hable es que leas toda la Biblia desde el principio hasta el final.
Claro, todos comenzamos en Génesis desde que éramos adolescentes. Escuchamos a alguien, a lo mejor alguien que me está escuchando ahora y toman la Biblia con gran entusiasmo. Ahí voy. Un desafío desde el Génesis.
Además, es muy simple porque si lees solo tres capítulos al día, la leas sin un año, solo tres al día, imagínate. Pocos minutos necesitas para para leerlos con calma y dejando que Dios te hable.
Pero empieza en Génesis con muchísimas ganas. Luego llegas a Levitico. Es como si estuviera subiendo el Tourmalet cuando estás en el Tour de Francia, pero sigues. Luego llegas a Crónicas y ahí todo el mundo abandona.
Con los capítulos que hablan de todos ésos nombres. Eres adolescente, «pero yo no estoy casado. No tengo que ponerle nombre a mis hijos.» Y ya está.
Y no, lo ideal es que tú comiences en Génesis, en Salmos y en Mateo al mismo tiempo.Por esto de los tres capítulos al día.
Es uno de Génesis 1, de Salmo 1 Jong Un, Salmo y 1 de Mateo. Entonces al día siguiente lees Génesis 2, Salmo 2 y Mateo 2. Y al día siguiente supongamos el 3 de enero, Génesis 3, Salmo 3, Mateo 3.
Entonces lo que vas haciendo es que aparte de ir comprendiendo todo lo que la Biblia dice, habrá muchos momentos en que los libros históricos van a coincidir perfectamente con lo que los profetas están diciendo sobre la situación que estaban en ésos libros históricos y el mismo Señor Jesús en los Evangelios va a ir refiriéndose a cosas que estás leyendo.
Entonces dices «pero todo coincide de una manera genial!». Y a veces claro, tienes que hacer pequeños cambios.
Porque el día que te toca el Salmo 119 es obvio que no puedes leer los otros, vas a leer el Salmo 119 en tres días. Yo sé que todo el mundo está entendiendo lo que estoy diciendo. No es una norma que tengas que seguir al pie de la letra.
Pero al final del año has terminado toda la Biblia y puedes comenzar el siguiente año otra vez con la Biblia.
¿Y sabes lo que yo hago? Esto es una cosa muy personal. Todas las veces que leo la Biblia, yo pongo al principio la fecha, ya lo hacía desde adolescente, que comencé a leer esa Biblia, y luego me compro otra. Para volver a leerla, para que esté en blanco completamente y volver a escribir y volver a anotar.
Y tengo en casa de mis padres porque en mi casa no me caben, todas las Biblias, más de cien Biblias que he ido leyendo cada año y cada momento. Claro, no tengo cien años. Ésa es la pregunta que la gente me está haciendo.
Porque si en vez de tres capítulos al día lees seis, que no es un esfuerzo mucho más grande, sólo unos minutos más, (y habrá días que no puedes leer seis capítulos) pero habrá otros días que le puedes dedicar más tiempo a estar con el Señor y y disfrutar. Pues vas a leer dos veces la Biblia el año. ¿Te das cuenta? ¿Y si en vez de 6 9 vas a leerla 3 veces? Ya no quiero seguir. No quiero desafiar más.
Sí puedes comprender que Dios te hable por medio de Sofonías, de Abdías, por medio del primer libro de Crónicas, por medio un texto de Levítico…
Hoy hice un video para Instagram sobre un texto en el libro de Deuteronomio capítulo 33 absolutamente impresionante. Que Moisés en sus últimos días les dice al pueblo: «Sonríele a la vida porque Dios te ha amado de una manera tan extraordinaria.»
Yo había leído ese texto cientos de veces literalmente. Y hoy fue éso «sonríele a la vida» pues esa es la actitud que Dios espera de mí. Que porque Dios me ama le sonría a la vida, que la vea de una manera diferente.
No, no voy a comenzar a predicar, pero es ir leyendo la Biblia y ver que Dios te va hablando y que va llenando tu vida y la vida de tu familia. Tu luego le mandas ésos textos a todo el mundo. No seas pesado, eso sí, hay gente que… Pero, tío, acabo de leer estos, sonríele a la vida, es un regalo para ti.
Si te hace bien, a mí me encantó y así vas poco a poco disfrutando mucho más porque es Dios quien te está hablando.
Abraham Sampedro: Entiendo que lo que quieres de las personas que te estamos escuchando y en verdad también como predicadores es que estemos empapados del conocimiento bíblico, pero como algo natural, algo que podamos experimentar en el día a día, no sólo cuando vienen problemas que parece que te tienes que acordar de algún versículo que te anime… y si vives de esta manera que estás comentando ya no es, no es así, ya es algo que surge, que nace en ti, que hasta te conmueve todo lo que has estado leyendo y al final te inspira de una manera que te cambia, ¿no?
Entonces sería empezar por Génesis y al mismo tiempo Salmos y Mateo. Y son tres capítulos al día nada más. O sea, un capítulo de Génesis, otro de Salmos y otro de Mateo.
Jaime Fernández: Y si vas a comenzar por primera vez, toma una versión que realmente se pueda comprender. Quizá la Nueva Versión Internacional ahora hay con el tú en librería Abba la puedes conseguir o una versión incluso como la Biblia al día. Una que realmente puedas comprenderla muy bien, porque la Palabra de Dios está en hebreo y griego. No surgió de King James ni Reina Valera. Incluso cuantas más versiones de la Biblia puedes leer, más te va a enriquecer porque vas a encontrar el mismo versículo, digamos que con otro tono, con otras palabras y eso también te te va a ayudar.
5.Hay días en los que no encuentras el momento o tienes un mal día ¿qué podemos hacer con nuestro tiempo devocional en estas circunstancias?
Jaime Fernández: Mira, yo he vivido esos días y todo el mundo, absolutamente todo el mundo, ha vivido esos días. Entonces necesitamos comprender algunas cosas muy concretas.
1. Primero volvemos a lo que decíamos al principio, que no se trata de una obligación, que es una relación. Entonces, hay días que tú estás mal y no la has hablado ni con tus amigos ni con tu familia. Es ahí donde tú tomas la decisión de hablar con ellos.
Es ahí donde yo tomo la decisión de hablar con Miriam. Por ejemplo, cuando ha ocurrido algo, cuando estamos muy cansados o estamos enfadados, entonces no tengo que hablar con ella. ¿Por qué? Porque la quiero y a lo mejor, pues casi no das, no sabes mucho lo que estás hablando, pero es esa decisión.
¿Qué ocurre? Que Dios honra esa decisión. Porque en este sentido no es que la otra persona no quiere hablar conmigo, todo lo contrario, Dios está deseando hablar conmigo. Soy yo el que tengo el problema.
Pero incluso Él no quiere echarme el problema encima mía. No. No me está diciendo: «Jaime, qué poco espiritual eres. ¿No tienes ganas estar conmigo? Parece mentira. No sé que, yo pensaba más de ti.» No, Dios jamás va a decir eso. Porque nunca encontramos un solo momento en la Biblia en que alguien se acercó a Dios desilusionado, incluso desilusionado de la vida y Dios lo atendió mal. Jamás. No hay un solo ejemplo en toda la Biblia. Todo lo contrario.
Dios nos abraza y nos dice: «Jaime, hoy que no tienes ganas de hacer nada y has decidido estar conmigo, pues realmente me encanta eso que has hecho.» Entonces tenemos que tomar esa decisión.
2. Y segundo: Tenemos que buscar el momento para llevar a cabo esa decisión por menos que lo deseemos. Y normalmente es un momento crucial, incluso cuando es por la noche.
Porque hasta los mismos médicos nos dicen que muchas veces no dormimos bien por algo muy sencillo. ¿Por qué nuestros padres dormían mucho mejor que nosotros? Porque ellos no tenían teléfonos móviles, televisión, pantallas y no se pasaban horas arreglando cosas con esa pantalla hasta la hora de dormir, que lo que hace es sencillamente despertar nuestros ojos, incluso en el sentido físico. Y le damos mil vueltas en la cama porque no podemos dormir.
¿Qué hacían nuestros mayores? Leían, porque leer es lo más normal para que una persona pueda tranquilizar su espíritu, su corazón y dormir.
Entonces, cuando vas a dormir, no tomes un libro de Jaime Fernández, ni una novela, ni nada de nada. Toma tu Biblia. Si has tenido un día muy malo, ábrela. Dile: «Señor, (aunque sólo sea una frase), necesito que me digas algo antes de irme a dormir, porque he tenido un día horrible». Y ya verás como Dios contesta esa oración. Y cuando venga el sueño, cierras tu Biblia. Aunque sólo hayas estado 5 minutos, apagas la luz y comienzas a hablar con él. Y ya verás como cuando estás orando, el Señor va a abrazar tu corazón y te vas a dormir.
Y a veces la gente me dice: ¿Pero eso? Qué poco espiritual es de irse a dormir, quedarse dormido mientras oras. Yo siempre digo a la gente: es la mejor manera de estar con el Señor. Si el último pensamiento que tengo es con Él. Genial.
De la misma manera, cuando me despierto, algo tan sencillo como eso, como tomar la decisión de estar con el Señor, contarle lo que nos está pasando y poner el día malo que hemos tenido en sus manos y dejar que nos hable, puede cambiar un día malo, en un día extraordinario.
Como yo siempre digo en broma, es la mejor manera de ser optimista en la vida cuando tienes la vida en las manos del Señor. Porque tú sabes, como optimista es una persona que cuando se cuando va la noche a la cama, en vez de caer rendido, cae vencedor.
6.Mientras leemos la Biblia anotamos ideas pero también dudas. ¿Qué hacemos con las dudas que anotamos mientras leemos la Biblia? ¿Le preguntamos a otras personas?
Es muy bueno. Porque precisamente uno de los dones que aparecen en el Nuevo Testamento que habla el Señor que ha dado a la iglesia, es el don de maestro. Una persona que te pueda ayudar y que te pueda enseñar. Esto es muy bueno.
Yo he tenido muy buenos maestros. Uno de ellos muy directo y personal, como era Francisco La Cueva. Aunque podía hablar de muchas personas. Juan Gili, Rodolfo Loyola, Fernando Vangioni y Eric Bermejo…No sé, Podría estar casi todo el día.De hecho, la gente que ha leído el libro «Héroes desconocidos de la Biblia» sabe que me refiero en casi los 40 capítulos a un maestro cada uno de los cuarenta capítulos.
Pero el riesgo que corremos es pensar que son ellos los que tienen que enseñarnos la Palabra de Dios. Y ese riesgo hoy se ha llevado al extremo. De tal manera que la gente ya no estudia la Palabra de Dios, sino que sólo escucha a otras personas.
Entonces hay muchos temas que la única manera en la que nosotros podemos conocer lo que Dios dice es leer toda la Biblia para saber lo que dice de ese tema.
Por ejemplo, el uso del dinero. Había muchísimas personas que me preguntaban sobre qué dice la Biblia, sobre el dinero que dice la Biblia, sobre diezmo, sobre las ofrendas. Y yo les respondía: «Mira, dice tal cosa y esto y lo otro» y hasta que me di cuenta que era una equivocación. Porque al final escuchaban lo que Jaime dice sobre lo que la Biblia dice. Y no.
Hoy le digo: «te tomas la Biblia desde el Génesis al Apocalipsis y subrayas y escribes todos los textos que habla sobre el dinero, sobre la justicia, sobre lo que tenemos que hacer con él y todo eso. Y entonces vas a comprender lo que la Biblia dice»
Y me dicen: «Bueno pero…» ¿Pero qué? ¿Es mucho trabajo? No. Aunque tengas que pasar dos años, no me importa porque vas a comprender lo que Dios dice.
Hay un texto en la carta del apóstol Pedro que ha estado mal interpretado, incluso mal predicado por mucho tiempo, cuando dice que toda la Escritura es inspirada por Dios y dice que ninguna parte de la Escritura es de interpretación privada.
Todo el mundo dice: pues una persona no puede interpretar la Biblia de una manera el solo y otra persona no»
Lo que dice el texto, eso es una buena aplicación. Pero lo que dice el texto no es eso. Dice que todo lo que la Biblia no es de interpretación privada, en el sentido de que un solo texto de la Biblia o dos textos o tres no te pueden decir lo que toda la Biblia dice, es decir, todo lo que Dios dice sobre ese tema. Tienes que leer la Biblia entera para comprender lo que Dios quiere decir sobre ese tema
Porque muchas veces un texto, aunque aparentemente sea muy claro, va en contradicción con todo lo que Dios dice al resto de la Biblia. Entonces, ¿qué ocurre con ese texto? que o la traducción no es exacta o quizás no hemos comprendido todo el contexto, o no hemos comprendido lo que dice, lo que es la situación en ese momento.
Por eso dice que ninguna escritura, ningún texto de la Biblia por sí mismo es de interpretación, como toda la Biblia.
Así que: ¿Hay algún tema en el que estés preocupado? ¿Dinero, sobre el Espíritu de Dios, la familia, la voluntad de Dios, lo que sea?
Toma la Biblia. Toma el esfuerzo de orar y leer toda la Biblia desde el principio hasta el final. Y entonces vas a comprender lo que Dios dice. Y vas a tener mucha luz en cuanto a los textos. Porque vas a leer la Biblia queriendo llegar al corazón de Dios, no para saber más, sino para saber lo que Dios dice. Y es una actitud completamente diferente. Yo puedo saber mucho de la Biblia y no conocer el corazón de Dios.
El mismo Señor Jesús le dijo a los maestros de la ley, no a los fariseos, sino a los maestros de la ley, a los que sabían libros del Antiguo Testamento de memoria. Les dijo: «Vosotros escudriñáis las Escrituras. Pero son las Escrituras las que dan testimonio de mí.» Así que, si nosotros leemos la Biblia y no la leemos viendo al Señor Jesús en cada página, viéndole a Él, intentando llegar al corazón, al corazón del Dios trino, porque es el Espíritu Santo el que nos está ayudando, no sirve de mucho lo que estamos leyendo. Todo lo contrario, nos va a hacer más orgullosos.
Es decir: «Yo sé mucho. Yo sé explicarle a cualquiera» No. Lee lo que Dios dice, porque cuanto más lees lo que Él dice y más cerca estás de su corazón, más humilde te sientes, más pequeño te sientes.
¿Quieres comentar algo más que nos pudiera ayudar a nivel de devocional?
Lo último sería llevar un diario de oración, es decir, escribirlo. Yo sé que mucha gente ya no, ya ha perdido de vista las libretas y todas esas cosas pero hazlo con tu ordenador.
Escribe:
- Las cosas por las que estás orando.
- Las respuestas que Dios te ha dado.
- Anota las fechas
- Las circunstancias que Dios ha usado
- Lo que alguien te ha pedido para orar. Interceder es parte de nuestra oración, porque somos parte de un cuerpo y necesito orar por mis hermanos y que mis hermanos oren por mí.
Y agradezco a Dios las personas que me han escrito que ahora están orando por mí para que de alguna manera todos los demás puedan entender lo que estoy diciendo. Que a veces suena un poco complicado, pero necesitamos llevar esos datos, esas personas, interceder por ellos.
Cuando responde Dios esas oraciones, tener paciencia y ese diario de oración es una joya porque nos recuerda todo lo que Dios ha estado haciendo con nosotros desde que éramos niños.
¿Cuándo empezar? Ahora mismo. Si alguien nos está escuchando con diez años que lo haga con 20, con 30, con 40, con 80 años, que lo haga. Desde ahora mismo.
Abraham Sampedro: Amén. Jaime nos has metido un poquito de trabajo, ¿eh? Yo me he dado cuenta de que todo esto tiene tarea, ¿eh?
Jaime Fernández: Pero no como trabajo, sino como lo más bonito que existe. Porque no solamente Dios va a hablar contigo, sino que tú vas a ayudar a otras personas. Vas a escribirle a personas por los que estás orando y vas a ver como Dios te usa y usa esas personas para ayudarte a ti.
O sea, vas a empezar una aventura apasionante. Tú no vas a vivir una aventura sentado ocho horas mirando la televisión, por más que los documentales del National Geographic sean buenísimos. Vete a esos lugares y vive la aventura. No te conformes con estar viendo la televisión.
Abraham Sampedro: Pues muchísimas gracias. Es que me ha encantado. La idea de estar tan tan lleno de la palabra, pues al final te llena del Señor. Al final tienes mucho más deseo de cambiar porque vas notando lo que el Señor quiere de ti. Y la verdad es que yo no sé, yo con esta charla con Escuchándote me ha me motivas. Vamos, que te lo he dicho, ya sabes que es medio en broma. Tiene tarea pero vamos, que se alegra uno de escuchar de estas cosas a través de ti.
Jaime Fernández: Esa es la razón por la que ya escribí cuatro devocionales diferentes. A veces la gente me pregunta ¿pero por qué tantos devocionales? ¿Por qué usar historias de deporte? ¿Por qué usar historias de cine? De música? Historias del día a día? Porque sé que cuando las personas, incluso si sólo hacen, lo hacen a través de un devocional, sea cual sea, no tienen porqué ser los que yo he escrito.
Pero si se comprometen todos los días del próximo año a leer algo del Señor, a leer ese capítulo que te dice el devocional y a orar sobre lo que han leído, la vida de una persona puede ser transformada.
Has entrado en esa dinámica de hablar con el Señor y he visto situaciones, deportistas y gente joven que ni de broma querían leer la Palabra de Dios a pesar de que luego le encantaba leer la Biblia y estar en la iglesia y todo eso. Pero a veces pensaban que la vida cristiana era eso: El domingo en la iglesia y los más fieles una hora más por semana.
Y tú no puedes vivir de un domingo en la iglesia y una hora más por la semana.
Hace poco hablaba con unos pastores que mencionaban esto y yo les decía mira, era en Portugal, en Lisboa.
Y yo le decía: «Mira, tú me llevas un día al mejor restaurante de Lisboa, el mejor que existe y tomo primer plato, segundo postre, la mejor comida que he tomado en mi vida. Y me invitas y yo digo: «esto ha sido una maravilla, una bendición y hasta el domingo siguiente no me vuelves a llevar.» Nadie puede crecer así.
Yo tengo que comer el lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo. Hay mucha gente que se empacha con una bendición buenísima el domingo en la iglesia y luego nada más. Y así no se puede.
Tienes que seguir lunes, martes, miércoles y todos los días. Eso es un poco lo que nos ayuda ese tipo de devocionales.
Los dos últimos de los que hemos hablado creo que la última vez que estuvimos juntos son: Un año de película y Sin límites
Los dos, Un año de película, historias de cine, obvio, y música y Sin límites, historias de deportes.
Y estos dos, desde el principio hasta el final, van explicando todos los libros de la Biblia. Entonces tú puedes encontrar una historia, por ejemplo, de Messi o de LeBron James explicándote el libro de Sofonías o de o de Ronaldo, depende de quién le guste, porque hay para todos los gustos.O puedes encontrar una historia de una canción de U2, o de Supertramp, o de una película de los Avengers explicándote la carta a los Corintios con una aplicación. No es la película creo que todos me entienden perfectamente.
Entonces eso es lo que nos va ayudando a que durante un año recorres toda la Biblia y entonces te des cuenta. «Ah, es que en Sofonías hay textos absolutamente impresionantes, hay frases de Dios que han llegado a lo profundo de mi corazón.» Pues claro. ¿Y si no, las lees cómo van a llegar? El Espíritu puede decirte alguna cosa, pero Él quiere usar la palabra que has leído para transformar tu vida.
Entonces esos dos devocionales en concreto te van a ayudar para que cuando termine el 2021, si Dios quiere, y estás pandemias no han acabado con nosotros, pues puedas haber leído todos los libros de la Biblia y por lo menos la próxima vez que tomes el libro de Abdías, como dijimos antes en broma, sepas de que va y digas: «Ah pues Dios también quiere hablarme por medio de ese libro».
Abraham Sampedro: Pues mira, voy a aprovechar ahora que estás hablando de estos dos libros y vamos a ir terminando a ver. Este es el año de Un año de película que lo pongo aquí. Es esta portada.
Los dos los podéis conseguir en Abba, ya lo sabéis
El otro, es Sin límites.
Así que que sepáis más o menos cuando los veáis en la web.
Pues yo te doy, como siempre, las gracias por este tiempo. Es algo que siempre agradezco al Señor que podamos conversar, compartir este tiempo juntos. De verdad, muchísimas gracias.
Preguntas: ¿A partir de qué edad se pueden comenzar a leer estos devocionales?
Jaime Fernández: Están normalmente los libros comienzan a leer a partir de la adolescencia, cuando los chicos las chicas pueden comprender las historias de tanto de cine como música, como deportes. Pero claro, ahora nos llevamos muchas sorpresas.
Mi hija pequeña ya tiene catorce años, con once. Hablaba de cosas conmigo, que yo creo que con mis padres no hablaba ni con diecisiete o dieciocho. Da la impresión de que cada vez las edades van bajando más en cuanto al nivel de comprensión.
Porque claro, hoy un chico de diez, once años, ya tiene su móvil y ya tiene puertas abiertas de información que nosotros ni imaginábamos en nuestra época. Entonces le estamos, las sorpresas que le estamos regalando el libro, tanto el de Sin límites de historias deportivas como el de Un año de película a chicos de diez, once años y lo están leyendo ya.
De hecho hace muy poquitos días, por Navidad le regalamos uno a una niña de 12 años y luego comenzó a contarnos cosas de las historias.
Entonces imagínate, ya con esa edad lo pueden, lo pueden comenzar a leer y siempre hay algo que yo recuerdo. Yo tengo libros que me regalaron incluso cuando tenía 8 o 9 años, que comencé a leer varios años después, pero los atesoré porque eran un regalo y los tuve en mis manos hasta el momento en que comencé a leerlos. Entonces siempre es una buena edad para para poder regalar un buen libro.
Preguntas: ¿Son libros devocionales para todo el año?
Jaime Fernández: Sí, tienen 366 historias, que eso siempre todo el mundo me lo pregunta. Todos mis libros devocionales tienen 366 historias porque no quiero que alguien lo compre en un año bisiesto y el 29 de febrero no tenga historia para leer.
Aparte están los dos ya muy conocidos, que estos ya tienen más de diez años. Cambia de ritmo y Atrévete a vivir.
Pero estos ya los conoce todo el mundo en mucho tiempo.
Preguntas: ¿Después de escribir un libro, te has arrepentido de algo de lo que has escrito?
Jaime Fernández: Sí, a veces de no haber podido explicarlo bien. Porque a veces tú crees que lo has explicado muy bien y la gente que lo lee lo lee en un contexto diferente y ninguno puede comprenderlo o no lo sabe comprender. O tú no has sabido explicarlo bien, porque nadie que escribe es perfecto, solamente los que escribieron inspirados por el Espíritu de Dios.
Entonces le agradezco muchísimo a la gente cuando me envía comentarios porque me dicen: «oye, no comprendí esto o esto, da la impresión que dice tal cosa.» Entonces inmediatamente me pongo en lugar de esa persona. Y cuando hay una reedición nueva, solemos corregir muchas frases para que las personas puedan llegar a comprender lo que quería decir.
Abraham Sampedro: Muy bien. Vamos a dejarlo aquí, la verdad es que a mí me ha encantado y seguro que los demás han disfrutado.
Jaime Fernández: Si hay personas que tienen preguntas y se les van ocurriendo estos días o que necesitan ayuda, que es que te escriban en Facebook en la página web de librería ABBA o si quieren inscribirla en la de la mía www.jaimefernandezgarrido.com o dejar un comentario en el canal de YouTube que ahí siempre se puede escribir. Y yo los intento responderlos todos y siempre podemos ayudar, no por lo que digamos, porque lo que digamos sea especial, sino sencillamente porque estamos para ayudarnos. De la misma manera que los comentarios de las personas que nos escuchan me ayudan a mí también para hacerlo mejor en las próximas ocasiones.
Abraham Sampedro: Gracias. Muchísimas gracias por prestar tomar este tiempo para estar aquí. Y no sé. La verdad es que me has ayudado a estar más motivado también para al final. Pues eso, buscar tiempo para el Señor.
Buscar no como algo, como una norma, como algo super cuadriculado, sino como algo natural. Como has comentado al principio, y nada. Un abrazo muy grande. Otro día espero que podamos volver a charlar. Y muchísimas gracias a todos los que habéis estado aquí conectados.
Jaime Fernández: Muchísimas gracias por por escucharme y sólo os dejo que nunca os desanimes con el Señor y que seamos siempre tan sinceros con Él, incluso tan apasionados con Él como con otras cosas.
He visto gente que ama al Señor, pero a veces estar esperando una película, un partido de fútbol, lo que sea, a veces durante minutos y minutos. Bueno, a ver qué va esto va a venir algo bueno o este partido va a ser bueno, no sé qué.
Y a veces no le damos esa misma, ¿cómo te diría? esa misma pasión al Señor. Decirle voy a seguir con él, voy a seguir leyendo, él va a contestarme, voy a seguir, voy a seguir, hazlo porque vas a comenzar una aventura que realmente va a ser apasionante.
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