Cuando leo «Mi madre está en la UCI, está aislada y de momento está con un tratamiento para que no baje más a los pulmones porque dio positivo del coronavirus, esperamos en el Señor que pueda salir de esta situación» o «La situación aquí es cada vez más desesperada.. Hay enfermos con el virus en la iglesia y varios han perdido el trabajo. Se ve otra crisis en el horizonte…» y sumo a estos mensajes la información de TV sobre el coronavirus, los miles de audios y vídeos de las redes sociales que tu también recibirás en estos días, creo que lo más normal es que nos afecte.
Al leer en la Biblia «echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.» (1 Pedro 5:7) vemos que el apóstol Pedro asume algo importante: podemos tener ansiedad. Somos humanos y las circunstancias nos afectan. Además delante de Dios no hay necesidad de aparentar nada porque Él conoce nuestros corazones.
Pero el apóstol no quiere que vivamos ansiosos permanentemente. No quiere que cada día nuestras preocupaciones y miedos se hagan persistentes porque sabe que así no se puede vivir. Así que en este versículo nos ofrece la mejor alternativa: echar toda nuestra ansiedad sobre Dios.
¿Podemos echarla sobre otras personas? A menudo lo hacemos porque hay personas que pueden escucharnos, que hasta en casos concretos pueden ayudarnos y damos gracias a Dios porque hay personas a nuestro lado dispuestas a ayudarnos.
Pero solo hay un Dios que cuida de nosotros hoy y eternamente. Él quiere cargar con nuestra ansiedad, Él puede soportar nuestra ansiedad y estará a nuestro lado como estuvo hasta ahora y lo estará para siempre.
Pedro experimentó la paz echando toda su ansiedad sobre Dios cuando dormía en aquella prisión mientras corría peligro de ser asesinado ¿Lo recuerdas? En Hechos 12:6 leemos «Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel.»
Ayúdanos Señor, a ser prudentes con la información que recibimos y permitimos que entre en nuestra mente, ayúdanos a estar llenos de ti para ofrecer esperanza y dános la fe que necesitamos para echar toda nuestra ansiedad sobre ti, porque tu puedes cargarla ¡solo tu tienes el control de todo! y tienes cuidado de nosotros sea cual sea la circunstancia por la que atravesamos.