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El Evangelio transforma vidas porque ofrece una esperanza viva – M.Rodríguez

«Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.» Romanos 15:13

Una palabra clave en este versículo es esperanza. El apóstol Pablo la menciona dos veces. Obviamente la esperanza tiene que ver con el futuro, y el futuro del creyente está en manos de Dios, por lo tanto nuestra esperanza es segura, porque Dios no nos falla. Cuando tantas cosas fallan a nuestro alrededor, cuando la esperanza humana se derrumba, tenemos una esperanza que nos garantiza el Dios de esperanza.

Este Dios de esperanza, dice Pablo, «nos llena de todo gozo y paz». Sin duda, gozo y paz completos. No es la alegría superficial, humana, pasajera, es el «gozo inefable y glorioso», del que nos habla Pedro (1ª Ped 1:8) en el contexto de la esperanza viva (1ª Ped 1:3); es el gozo que es fruto del Espíritu Santo (Gál 5:22), es el gozo, en definitiva, que surge del creer. Y algo parecido podemos decir de la paz, que no es la paz como el mundo la entiende, es «la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento» (Fil 4:7) , es la paz de la que habló Jesús: «la paz os dejo, mi paz os doy» (Juan 14:27). Como en el caso del gozo, es también fruto del Espíritu Santo. Y tanto el gozo como la paz, es fruto de creer, es decir, de la fe. Por eso el autor de Hebreos nos dirá que «la fe es la certeza de lo que se espera» (Heb 11:1).

Esta esperanza no es consecuencia de ningún mérito humano. Pablo nos dice que es Dios quien nos la da, por la obra de su Hijo Jesucristo, y por el poder del Espíritu Santo. Pero notemos también que Pablo pide que Dios nos «llene… para que abundéis». Que «el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz … para que abundéis en esperanza». No podemos vivir, como cristianos, vidas vacías. Nuestras vidas han de estar llenas de la presencia de Dios y, como consecuencia, de sus bendiciones: gozo y paz, para que en nosotros se manifieste de forma abundante, la esperanza gloriosa que tenemos.

Volvemos al principio de nuestra reflexión. En medio de un mundo sin esperanza, y tantas veces lleno de desesperanza, el Evangelio es un mensaje único, que transforma vidas, porque ofrece una esperanza viva, y nosotros, creyentes en Jesucristo, hemos de ser testigos de esa esperanza, mostrándola a todos en nuestras vidas diarias.

ORACIÓN: Señor, gracias por la esperanza que tengo en ti. Concédeme que hoy mismo pueda compartir esta esperanza con alguien a mi alrededor.

El autor de este devocional es Manel Rodríguez Domínguez, pastor de la Iglesia Evangélica de Vilanova i la Geltrú y recomienda la lectura del libro «Simplifica», de Bill Hybels.

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