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La verdadera libertad – E.Carnero

«El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo» Colosenses 1.13

¡LIBERTAD! Es el grito de moda de cada generación, edad y época…
• Es el clamor de los esclavos ante sus amos tiranos…
• Es el clamor de los oprimidos ante la imagen de su opresor…
• Es la voz de rebeldía del adolescente ante las normas familiares…

Siempre habrá algo que nos hará sentir la presión de aquellas fuerzas que consideramos opresoras, que están impidiéndonos llegar a donde creemos que debemos estar, según nuestros derechos.

William Henley, escribía en su poema INVICTUS: “Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.” Una afirmación que nos gusta, utilizada como motivación para muchos. Pero, a pesar de lo hermosa que es… siempre terminamos alzando la voz, para quejarnos de algo que nos entorpece en nuestros caminos hacia nuestro destino.

Con ello, lo que hacemos, no es más que reconocer que la capitanía de nuestra alma, está sujeta a fuerzas superiores a nosotros, no somos tan libres como proclamamos.

La Biblia nos confronta con esta realidad, con el hecho de que siempre E, que están arrastrando nuestra vida hacia algún destino. Pablo, habla de estas fuerzas en términos de poderes de las tinieblas o el reino de Cristo (Col 1.13); fuerzas espirituales de los ídolos, o la persona del Espíritu Santo (1ªCo 12.2).

Las tinieblas, siempre en la Biblia, tienen un concepto negativo. Metafóricamente, son la representación de la ceguera moral que impide distinguir el bien o el mal. Es la ceguera espiritual, que nos impide buscar a Dios y percibir el destino que realmente es bueno para nosotros. Estar bajo la potestad de las tinieblas, es la imagen de aquellos que se consideran libres de todo y de todos, pero que realmente no conocen su destino.

Es una condición muy grave, nadie puede sobreponerse a estas fuerzas por si mismo. Solamente es la acción de Dios, por medio de Jesucristo, que puede remover una vida del dominio de las tinieblas, para trasladarla a un reino de luz. Esa luz que revela la verdadera naturaleza de las cosas, que capacita para conocer el destino preparado.

¿Cómo se puede pasar de las tinieblas a la luz? Pablo emplea un término muy interesante: TRASLADAR. Con él se describía el hecho de un ejército conquistador llevando a los cautivos a otro entorno. Lo que realmente ha sucedido, es que Cristo conquistó el reino de las tinieblas, entrando en la historia para ser luz de las naciones. Él es la luz que venía a este mundo (Juan 1.4-5, 9). Fue por su vida entre nosotros, por su muerte a favor de nosotros, y su resurrección para nosotros, que pagó el precio de nuestra esclavitud, para llevarnos a una verdadera libertad espiritual, por medio de su sangre derramada.

Oración: Gracias a Dios por la persona de nuestro Señor Jesucristo, y por su obra completa en mi favor. Por Él he aprendido que la verdadera libertad no es hacer lo que me viene en gana, sino elegir dejar mi vida en las manos de Aquel que me lleva a un mejor destino.

El autor del devocional es Eduardo Carnero, pastor de la iglesia evangélica de Villagarcia de Arousa y recomienda El Jesús que nunca conocí, de Philip Yancey.

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