Si la vida cristiana es, en esencia, espiritual, y seguimos la metáfora del maratón propuesta por Pablo en Hebreos, resulta inevitable reconocer que también requiere entrenamiento.
Ir al gimnasio puede ser un primer paso, pero la vida del espíritu posee sus propios principios —conocidos como disciplinas— que funcionan como rutinas de ejercicio, auténticos workouts interiores que fortalecen y ponen en práctica los músculos invisibles necesarios para correr el maratón de la fe, conociendo y fortaleciendo nuestra relación e intimidad con Dios.
Así que en estas dos reseñas abordaremos dos libros fundamentales para una vida de espiritualidad profunda, centrada no en sucesos personales ni en una supuesta superioridad espiritual, sino en Dios.
En este camino, las disciplinas espirituales aparecen no solo como principios o pilares de la vida cristiana, sino también como un fundamento indispensable para quienes ejercen liderazgo en la comunidad de fe. Y Richard Foster, autor de La celebración de la disciplina, logra articular con claridad —a partir de su experiencia personal, de los fundamentos bíblicos y de la rica tradición de la cristiandad— una guía sólida para adentrarse en esta escuela del espíritu.
Cinco razones para leer este libro
1.Disciplinas sobre las que probablemente nunca has oído hablar
Cuando pensamos en disciplinas espirituales, suelen venirnos a la mente la alabanza, la oración o el ayuno. Sin embargo, raras veces se habla de la soledad, la sumisión o la simplicidad.
Precisamente por eso, Foster presenta doce disciplinas espirituales, cada una de ellas arraigada en la Escritura, pero iluminada también por la reflexión teológica, la tradición histórica de la cristiandad y los testimonios de grandes hombres y mujeres de fe. A esto suma su propia experiencia personal, lo que hace que su exposición sea no sólo instructiva, sino también práctica y accesible.
Así, por ejemplo, al tratar la disciplina de la simplicidad, el autor analiza la enseñanza de Jesús frente al materialismo de su tiempo, dialoga con el pensamiento de Kierkegaard, subraya la vigencia de esta práctica en medio de nuestro mundo consumista, y finalmente ofrece pasos concretos y consejos prácticos para encarnarla en la vida cotidiana.
2 Concentrado, serio, pero no inaccesible.
Existen distintas maneras de transmitir una misma verdad: a veces basta un libro devocional ligero para recordarnos lo esencial de la fe, incluso recurriendo a imágenes sencillas como la de un juego de escondite. Pero hay también obras más densas, como esta, cuyo papel es llevarnos a realidades más profundas, siempre enraizadas en un mismo fundamento. Dicho de otro modo, así como el cimiento de una casa está formado por distintos niveles y materiales que en conjunto sostienen la construcción, del mismo modo este libro nos conduce a una visión más completa de la vida espiritual.
La intensidad de la obra hace que con frecuencia dos páginas sean suficientes para un día de lectura; avanzar varios capítulos de golpe se siente casi como intentar enviar demasiados vídeos pesados por WhatsApp: el proceso se ralentiza y exige paciencia. Pero el propósito de Foster no es desanimar o desalentar tus animos a aprender cómo tener una mejor relación con Dios, sino ayudarnos a aprender, paso a paso, cómo crecer en una relación más profunda con Dios.
Este no es un libro de consumo rápido ni de mera acumulación de datos, sino una invitación a meditar y a asimilar con calma la riqueza de las disciplinas espirituales. Por eso, el mejor consejo al leerlo es dedicar a cada capítulo varios días, incluso una semana entera, para saborearlo en toda su profundidad.
3.¿El objetivo final?
En las reflexiones del autor —un hilo conductor que recorre todo el libro— queda patente que las disciplinas espirituales, aisladas de su propósito, pierden todo sentido. Su meta no es la práctica por la práctica, sino aquello hacia lo que orientan: una relación más profunda y transformadora con Cristo.
Con frecuencia es fácil reducirlas a un estudio teórico o a un esfuerzo por perfeccionarlas como técnicas, pero su verdadero valor no radica en la cantidad de tiempo invertido en la oración, la meditación o el estudio de la Palabra. Lo esencial es su eficacia para conducirnos a un encuentro más vivo con Dios y abrirnos a un conocimiento más íntimo de su persona.
4.Recursos, ejemplos, libros, vidas…
Como sucede con todo libro que recomiendo, una de sus mayores virtudes reside en las puertas que abre una vez concluida la lectura. En sus páginas se despliega una abundancia de ejemplos: experiencias personales del propio autor, referencias a escritores célebres, pasajes bíblicos, anécdotas de la vida nacional y, de manera particular, alusiones a libros y pensadores que desarrollan con rigor determinados principios o prácticas. Me resulta admirable cuando un autor rehúye la tentación de apropiarse del conocimiento y, en su lugar, decide compartir con generosidad las fuentes de su inspiración y los orígenes de sus ideas. Al hacerlo, no solo se percibe en él una integridad intelectual y espiritual digna de elogio, sino que además se nos brinda la oportunidad de acceder a lecturas complementarias que enriquecen y amplían nuestra formación. Y esto se aplica a Richard Foster en Celebración de la disciplina.
5.Muy completo👌
Dentro de estas disciplinas espirituales se despliegan numerosas ramas, cada una con implicaciones de gran calado.
Si fueran asuntos sencillos, bastarían definiciones breves y esquemáticas; sin embargo, es precisamente aquí donde el autor destaca. Desde distintos ángulos —la teoría, la práctica, los pasos concretos, las advertencias y los contrastes entre la esencia cristocéntrica de la verdadera imitación y las formas artificiales que nosotros mismos erigimos como hábitos farisaicos— Foster logra trazar un cuadro completo de la complejidad y la intrincada riqueza que encierra la práctica de la disciplina espiritual.
La disciplina del servicio constituye, quizá, una de las más hermosas, y bien podría merecer un tratado entero únicamente para exponer sus fundamentos. Foster la desarrolla con detalle, mostrando los múltiples aspectos y modalidades de servir, hasta conducirnos a su núcleo más puro: el negarse a uno mismo. Asimismo, advierte con lucidez acerca de los riesgos de un servicio realizado desde el orgullo —lo que denomina self-righteous service— en contraste con el servicio auténtico. Este apartado, en particular, confrontó mi propio orgullo y me ayudó a discernir con mayor claridad cuándo busco el reconocimiento movido por mi ego y cuándo, por el contrario, mi servicio brota del corazón de Dios y no de la mera satisfacción personal.
Conclusión:
Existen libros que no dudo en recomendar de manera constante, pues constituyen parte esencial del currículum de todo líder cristiano. Son obras verdaderamente fundamentales para alcanzar una comprensión profunda de la vida espiritual, cuya intensidad y belleza solo pueden aprehenderse mediante escritos nacidos de la investigación rigurosa y, al mismo tiempo, forjados en el crisol de la experiencia vital.
Recomiendo este libro de todo corazón, y es uno al cual quiero volver cada año para revisar y diagnosticar el estado de mi vida espiritual.
Más sobre La Celebración de la Disciplina
Subtítulo: Hacia una vida espiritual más profunda
ISBN: 9789875572126
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 23
Medidas: 15 x 23cm
Editorial: Peniel
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Reseña de Dorotea C. Sisoeva, coordinadora de eventos de Abba.