Leemos en Lucas 5 que la fama de Jesús «se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.«
¿Te das cuenta de lo importante que es esto? Cada vez más personas se reunían para oir a Jesús, cada vez más personas tenían interés en estar cerca de él. ¡Incluso muchos le necesitaban para que los sanase!
¿Pero qué hacía Jesús? ¿Quería agradar a todos las 24 horas del día? ¿Quería sentirse a gusto acompañado de personas que hablasen bien de él? No, eso es lo que desafortunadamente nos pasa a menudo a cualquiera de nosotros.
¿Jesús sentía la obligación permanente de predicar el Evangelio y sanar a todo aquel que tuviera una necesidad? Aquí vemos que todo aquello era importante. Pero había algo fundamental para él. Y estoy convencido de que nosotros necesitamos exactamente lo mismo. ¿Decimos que es nuestro Señor, Salvador y Maestro? Estos versículos nos enseña algo vital.
Porque Jesús tenía mucho interés en enseñar y sanar, de estar cerca de las personas. Pero necesitaba apartarse, buscar tranquilidad, soledad y orar. ¿Crees que esto se ha quedado anticuado? ¿Que no necesitas lo que Jesús necesitaba?
Hoy vivimos sin parar, sin buscar tiempo para apartarnos y meditar. Y orar. Sin ruídos, sin notificaciones del móvil, sin que nada ni nadie «estorbe». Hoy esta es una necesidad tan actual como lo fue para Jesús. Y a Jesús como a nosotros, también le costaría mucho apartarse de sus responsabilidades. Pero como dejase de apartarse, del silencio y de orar…toda su misión en la Tierra se vería afectada.
Hoy estamos más atrapados por lo que nos entretiene que por poner en práctica enseñanzas sencillas del único que nos ha salvado. Puede que no sea algo que hagamos conscientemente. Pero parece que necesitamos huir del silencio, de aquello que nos haga estar solos y que nos haga reflexionar. ¿Es sólo que no nos gusta estar solos? ¿Que no somos conscientes de la bendiciones que recibiríamos? ¿O tal vez suponemos que esto nos vuelve serios y religiosos?
Por favor, no pensemos que esto que comento sólo les pasa a algunas generaciones que aparentemente tienen más tiempo y menos responsabilidades. Somos especialistas en mirar al otro y echarle una carga. Pensamos: “Si yo tuviera el tiempo que tiene aquella persona…todo sería distinto”. De alguna forma todos, en prácticamente todos los rangos de edad, nos vemos inmersos en situaciones que para cambiar tenemos que decir «basta».
Que hoy el Señor nos ayude, no sólo a ser conscientes de lo importante que es apartarse y buscar al Señor en oración sino de tomar decisiones y seguir estas sencillas enseñanzas de nuestro Maestro. Porque nosotros compartirmos la necesidad que tenía Jesús para seguir adelante, necesitamos buscar tiempo para hablar con nuestro Padre Celestial y que Él nos muestre dirección, sabiduría y la convicción de que Él controla cada uno de los instantes de nuestra vida.