Abandono, pérdida, enfermedad, muerte. El creyente no está exento de pruebas y sufrimiento en su camino. Puedes ser cristiano y de pronto sentirte con el corazón roto. Puedes conocer toda la «teoria» sobre el consuelo de Dios y sentirte momentáneamente desolado. Digo momentáneamente porque la REALIDAD es que el Señor nos conforta de una forma palpable.
Y lo hace sobre todo a través de dos medios que pone a nuestro alcance:
1.- Dios nos consuela a través de su Palabra.
Las promesas, el consejo de Dios y la verdad inmutable de las Escrituras traerán a tu vida un consuelo profundo.
El salmo 119 por ejemplo está plagado de palabras de aliento para un corazón afligido:
- vs. 28 «Se deshace mi alma de ansiedad;Susténtame según tu palabra.»
- vs.50″ Ella es mi consuelo en mi aflicción,Porque tu dicho me ha vivificado.»
- vs.75 «Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos,Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.»
No importa lo agudo o agotador que sea tu dolor. Su Palabra te va a levantar. Su promesa viene de la Palabra Viva del Dios Todopoderoso, Él te va a dar fortaleza y va a restaurar tu ánimo.
Su palabra es fiel reflejo de su Amor, y este amor te levanta, y te recuerda que Él está contigo. Si estás afligido abre tu Biblia, abre también tu corazón. Te proveerá del consuelo profundo que necesitas.
2.-Dios nos consuela a través de su pueblo.
El pueblo de Dios refleja su Amor. Son las otras partes del cuerpo que identifican tu dolor . Vas a tener fuerza para llevar tu carga porque no lo vas a llevar solo.
Las oraciones y la simple presencia de los hermanos te van a reconstruir. Dios ya lo ha provisto.
Querido hermano,querida hermana, si estás en un momento de dolor , apóyate en Su Palabra, y en Su pueblo.
Si conoces a alguien que esté pasando por este trance, ora y acompáñale en su dolor. Tu simple presencia traerá fortaleza y consuelo.
«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.» 2 Corintios 1:3-4
Reflexión escrita por M. Eva López, colaboradora de Librería Abba