Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: “Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer”. Jueces 14:2
La vida está hecha de elecciones. Es como un cruce de caminos. Podemos poner los pies en el camino de la felicidad o por los valles oscuros del fracaso. Somos el resultado de nuestras elecciones.
Sansón lo tenía todo para ser un gran héroe en su país. Fue elegido por Dios para ser el libertador de su pueblo. Recibió principios espirituales para tener una vida victoriosa. Sin embargo, en la encrucijada de la vida, tomó la dirección equivocada. Rompió sus tres votos de consagración. Agarró miel del cadáver de un león, hizo un banquete regado con la bebida porque no quiso ser diferente de los jóvenes de su tiempo, y jugó con el peligro al contarle a la seductora Dalila el secreto de su fuerza.
Sus cabellos fueron cortados, el Espíritu de Dios se retiró de él, y el joven prodigio cayó en manos de los filisteos. Sansón perdió su fuerza. Sus ojos fueron arrancados y fue atado, estaba a merced de sus enemigos. Fue llevado al templo de Dagón, un ídolo abominable, y allí se burlaron de Sansón y del Dios de Israel. Aquel que debería darle gloria al nombre de Dios se convirtió en objeto de burla. A causa de sus malas decisiones, incluso vengándose de sus enemigos, Sansón pagó con su vida. Murió bajo los escombros de un templo pagano.
Debemos tener cuidado de no repetir ese error. Una elección equivocada puede costar muy caro.
Debemos andar en el consejo de Dios. Este es el camino seguro.
Devocional del libro “Gotas de Alegría para el Alma” escrito por Hernandes Dias Lopes. Publicado con permiso de Clie.es