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La fiebre del Black Friday

La fiebre del Black Friday

He de confesar que ya van varios años en los que me uno a la fiebre del Black Friday, porque me parece una buena oportunidad para comprar algunas piezas de ropa o calzado que nunca están disponibles en las rebajas, ya que son básicos o must have. Confieso también que puedo ser una fashion victim porque me encanta la moda y pensar en el mejor outfit para cada ocasión. Te invito a seguir leyendo porque este artículo no trata sobre la moda exclusivamente.

Como hemos visto los últimos años con Halloween, somos especialistas en importar celebraciones de otros lugares. Nos unimos al Black Friday, que ocurre al día siguiente del Día de Acción de Gracias, y además este año no es solamente un día, sino una semana. ¿Habéis visto la publicidad en las tiendas de la Black Week? Si no las has visto andando por la calle, a lo mejor te han llegado más de diez correos electrónicos de varias páginas. De una u otra manera, somos bombardeados para consumir y comprar cosas que seguramente no sean tan necesarias.

¿Qué necesito?

Este año me he propuesto no comprar durante estos días, y no porque me sienta superior a esta fiebre. Si me pongo a reflexionar, no necesito nada y quiero hacer una pausa y estar contenta con lo que tengo.

Durante un año que a lo mejor ha sido complicado para muchas familias comprar un litro de aceite de oliva, pensemos en lo privilegiados que somos. En una sociedad que muchas veces clasifica a las personas por lo que tienen, podemos dejarnos llevar por esta tendencia y olvidarnos de lo realmente importante.

¿Qué es lo que importa?

En la famosa parábola del hijo pródigo, me suelo sentir identificada con el hermano mayor. Vuelvo a esta historia una y otra vez, leyendo de nuevo el libro de Tim Keller, El Dios Pródigo, cuando siento que lo necesito. Estos días, me ha llamado la atención la parte que señalo en negrita de este versículo:

“Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo” (Lucas 15:31).

Sabemos que el hermano menor perdió todo y volvió con las manos vacías a la casa del padre, mientras que el hermano mayor tenía a su disposición todo lo que pertenecía al padre. A pesar de saber eso, recrimina a su padre la fiesta que está montando. Lo encontramos indignado, enfocado en hacer y en haber cumplido con su papel como se esperaba de él, mientras que el Padre recalca que lo importante es estar a su lado, es ser su hijo. En el original se usa un verbo que puede significar ser o estar, como nuestro querido to be en inglés.

Con estas palabras, sentía el abrazo de Dios invitándome a pasar más tiempo a sus pies como María hizo (Lucas 10:42). Me llevaba también a recordar que si soy, es porque Él me ha dado la vida, las fuerzas, la capacidad, el trabajo, y en definitiva, todo lo que tengo y todo lo que soy se lo debo a Él. Si no es su gracia la que me sostiene, fácilmente puedo caer en depender de mí misma y dejarme llevar por la fiebre del materialismo o de la religiosidad, que es todavía más peligrosa.

Te animo a terminar tu día hoy dando gracias a Dios por tres cosas que a veces das por sentado en tu vida.

— Devocional de Rebeca Ros. Vive en Gijón, una ciudad preciosa del norte de España, donde tiene el privilegio de servir en el equipo pastoral de la iglesia TBC España. Le apasiona trabajar con los jóvenes y en proyectos evangelísticos. 

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