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Desafíos

Por 17 noviembre, 2015Reflexiones
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“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne.” (Efesios 6:12)

El cine está lleno de guiones donde los personajes son desafiados por enemigos internos o externos. Me vienen a la memoria muchos títulos de westerns (la soledad angustiosa de “Solo ante el peligro”, la rivalidad familiar en “Duelo al sol”) y otras cintas más modernas que personalmente me han impactado basadas en desafíos reales frente a poderosos enemigos reales como la muerte: “La lista de Schindler”, “Munich” u “Hotel Rwanda”. Algunas donde el enemigo es el sistema: “El intercambio” o “The blind side”. Y otras con más contenido político como “Invictus”, “El discurso del rey” o “Frost contra Nixon”. Habría muchas más pero en estas películas la tensión psicológica se puede palpar a través de duelos -muchos de ellos magistrales- y escenas inolvidables la serenidad donde hombres o mujeres se enfrentan psicológicamente en duelos magistrales.

En la vida real -donde no hay 3D ni sonido envolvente- sin embargo también hay desafíos impresionantes que nos toca vivir a casi todos. Algunos los presentan nuestros políticos que -para bien o para mal- los protagonizan en nuestro nombre y hay muchos otros en los que nosotros somos los actores principales contra enemigos naturales (la salud que no quiere acompañarnos, el banco que quiere dejarnos sin hogar, el mes que a veces se hace eterno, el jefe que nos deja sin trabajo, los exámenes) o incluso ante personas que amamos (nuestros hijos que nos confrontan, nuestro cónyuge que amenaza con dejarnos, el noviazgo equivocado…). Sea como sea todos estos desafíos producen sin duda un desgaste emocional considerable, se ganen o se pierdan.

Y nuestro mundo sin duda mantiene un desafío constante con Dios en el cual los aparentes triunfadores son nuestros contemporáneos: ignoran a su Creador, le burlan y hasta blasfeman de Él. Y al otro lado parece que sólo hay silencio y por ello una aparente derrota. Pero Dios ya ha hablado en su Palabra y advierte (por ejemplo en el Salmo 1 o el 52) que a su tiempo los que en esta generación gritan contra Él le tendrán esperándoles al final de su ciclo vital y con un resultado nada halagüeño ni esperanzador para ellos ya que no se sostendrán en ese juicio.

Así pues el desafío espiritual puede parecer ganado por esta mayoría en tiempo presente pero en términos de futuro está totalmente perdido, a no ser que se arrepientan y disfruten la misericordia de Dios que sigue accesible. Y la misma contradicción debe reinar en nuestros sentimientos: aunque actualmente parezca que en nuestra vida el contraste o confrontación espiritual en ocasiones parezca dar pocos frutos o incluso estancarse no dudemos que Dios está al control y conoce nuestra situación al detalle. La conoce y de hecho está en Sus planes, todo previsto y conocido.

Sí, por ser cristianos hay y habrá desafíos, y con ellos habrá desgaste por el camino. Pero seamos conscientes de que no tenemos lucha contra carne ni sangre sino contra personajes espirituales en un contexto de maldad.

Y aunque el guión a veces aporta mucha tensión emocional y se nos antoja casi como un drama tengamos por seguro que al final para los que aman a Dios la película acaba bien.

Devocional de Daniel Banyuls, que recomienda la lectura de «Cartas del diablo a su sobrino», de C.S. Lewis

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