El impacto de los influencers pierde fuelle ante una nueva y valiente ola de «anti-influencers» o «desinfluencers». La etiqueta #desinfluencer ya cuenta con más de 200 millones de visitas. Se declaran defensores de la verdad, hartos de promesas vacías y productos inútiles. Los anti-influencers arrasan en TikTok hablando honestamente, luchando contra el consumismo desmedido y las marcas de productos basura. Es un reflejo de la frustración por el postureo de gente perfecta que promociona cualquier cosa a cambio de cobrar por ello.
La ironía es que los anti-influencers también influyen. Algunos dicen que es lo mismo, pero desde otra óptica. Los influencers son líderes de opinión digital al establecer una relación de confianza son sus seguidores, con el fin de dirigir sus decisiones de consumo. En cambio, los anti-influencers hacen la guerra desenmascarando prácticas engañosas. Es un intento de sanar las redes sociales y crear un ambiente mental más saludable.
Una de las críticas hacia los influencers es que incitan al consumo excesivo con un estilo de vida ficticio y envidiable, lleno de lujos, viajes, moda y productos exclusivos. Es una imagen alejada de la realidad de la mayoría de sus seguidores. Está demostrado que los stories, reels y tiktoks tratan cosas que los creadores de contenido no han probado en la vida real, y en algunos casos ni siquiera les gustan. Los desinfluencers exigen autenticidad con títulos en TikTok como «cosas que no necesitas» o «cosas que no volveré a comprar».
¿Qué dice la Biblia de la autenticidad?
Las Escrituras aluden al contraste entre imagen y realidad. Hay un texto del profeta Isaías que aclara qué pasará cuando Jesucristo vuelva en gloria. El capítulo 32 empieza diciendo que «para justicia reinará un rey, y será aquel hombre como refugio contra la tormenta». Se refiere a Cristo en su segunda venida. Luego anuncia una promesa en el verso 5:
El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado respetable. Porque el ruin hablará ruindades, pero la persona noble será enaltecida.
El verso del profeta plantea, en primer lugar, un deterioro de vida humana. Habla del personaje ruin o tramposo. Se refiere a aquel hombre o aquella mujer de malas costumbres, mezquino, mentiroso, fiero. En el evangelio Jesús compara el ser humano con un árbol: algunos dan cardos y espinas, mientras otros dan un fruto dulce. Para cambiar el fruto haría falta cambiar toda la naturaleza del árbol, pero el mensaje de Jesús es que él vino para lograr precisamente esa transformación en todos aquellos que quedan, que quedamos, cortos de la clase de persona que teníamos que ser.
En segundo lugar, el texto reconoce un desfase entre la imagen que proyecta una persona y la realidad de su carácter: «el ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo respetable». Muchas veces el envoltorio no se corresponde al artículo que está dentro. Aprendemos a fingir bondad y sinceridad cuando estamos en compañía, pero detrás de puertas cerradas quitamos la máscara y los que están más cerca nos ven como realmente somos.
Por último, el Señor anticipa la demostración de lo que cada uno es cuando Cristo venga para establecer justicia y paz en la tierra: «El ruin nunca más será llamado generoso». Llegará el momento cuando se declarará lo que hay en cada caso. Quedará descubierta la esencia de cada persona. El apóstol Pablo habla del día en que «el Señor juzgará por medio de Jesucristo las acciones encubiertas de los hombres». Por todo ello, Jesús en el evangelio tiende una mano y ofrece el perdón de pecados y una vida renovada ahora, antes de que sea tarde.
Los anti-influencers denuncian el engaño de vidas perfectas ilusorias, pero el Señor asegura que cuando Cristo venga, todo quedará claro y a la vista. A veces hay un deterioro de vida humana, cuando no somos la clase de persona que deberíamos ser. También se produce un desfase entre la imagen que proyectamos y la realidad que somos, pero llegará la demostración pública del fruto de un corazón cambiado por la fe en Cristo. Esto puede ser tu experiencia. Es una promesa para mí y también para ti.
— Devocional de Esteban Rodemann, que durante la pandemia empezó a publicar una promesa bíblica para cada día. Desde entonces estos cortos vídeo devocionales han llegado cada día a más de 500 hogares en toda la península. Se han reenviado hasta Noruega, Francia, Argelia, Ecuador y otros países. ¡Es que la Palabra de Dios trae alimento al corazón!
Disfruta del devocional completo en vídeo: