A veces recuerda a una olla de espaguetis, o una maraña de cables debajo del escritorio. O el lío que supone desenredar hilos de auriculares al sacar el móvil del bolsillo. Así de complicado puede ser identificar los sentimientos cruzados que nos empujan de un lado a otro.
La nueva oferta del estudio Pixar se llama Del revés 2 y, junto con las emociones que anidaban dentro de la pequeña Riley –alegría, tristeza, miedo, asco e ira– ahora se añaden otras cuatro que son fruto de su paso por la adolescencia: ansiedad, envidia, vergüenza y ennui.
Lo que más importa: ¿ser feliz?
Para los filósofos de la antigua Grecia, la búsqueda de la felicidad era primordial. Lo que la Real Academia define como «un estado de grata satisfacción espiritual y física», suponía para Sócrates no tanto la búsqueda de más, sino la capacidad de disfrutar con menos. La ONU ha declarado el 20 de marzo el Día Internacional de la Felicidad. El país himalayo de Bután presta más atención a la felicidad nacional bruta que al PIB.
La filosofía medieval especulaba sobre el summum bonum, el bien supremo, del ser humano. Los pensadores luchaban por describir el fin último de los hombres, porque contenía dentro de sí todos los demás bienes.
Patricia Ramírez antepone el bienestar emocional a la felicidad en sí. En su libro Vivir con serenidad propone que perseguir la meta de ser siempre felices se convierte en una esclavitud, pero si apuntamos a una vida serena iremos mejor. Hay una diferencia entre estar feliz, que es un estado momentáneo, y ser feliz, que se trata de una condición más duradera y que no depende de camisetas o tazas estampadas con frases motivadoras de pensamiento positivo. No se basa tanto en la suma de momentos de alegría, como calculan los analistas del Instituto de la Felicidad de Copenhague, sino en algo interior más sólido.
¿Qué puede hacer Dios con mi lío de emociones?
Las Escrituras sugieren que Dios es capaz de poner orden a la maraña de sentimientos en el pecho humano:
«En la multitud de mis pensamientos íntimos, tus consolaciones alegraban mi alma». (Salmo 94:19)
El poeta inspirado señala, en primer lugar, un conflicto emocional: «En la multitud de mis pensamientos íntimos». Se juntan deseos, miedos y enfados como una tempestad en el corazón, algo como lo que ocurre en la joven Riley de la película de Pixar. Santiago dice: «¿De dónde vienen las guerras y las peleas entre vosotros? Sin duda de las pasiones que luchan dentro de vosotros mismos». Un momento estamos arriba, otro abajo, como una noria o una montaña rusa anímica, o como un corcho que se balancea sobre las olas del mar.
En segundo lugar, el autor apunta hacia el consuelo de parte del Señor: «tus consolaciones». Se refiere a verdades que llegan a través de la Palabra de Dios, la Biblia. Allí encontramos afirmaciones acerca de cómo es Dios y cómo es el ser humano, además de promesas sobre lo que Dios hará si nos acercamos a Jesucristo con fe. Sus promesas apaciguan la tormenta interior. Jesús dice: «Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar».
Por último, el salmista insiste que habrá contentamiento para la persona que tenga una relación personal con el Señor: «tus consolaciones alegraban mi alma». Contar con Dios como Padre, por haber confiado en Jesucristo como Señor, asegura la infusión de una nueva perspectiva sobre la vida. Cambia el cariz de todo. Nace esperanza cuando sabes que Dios está de tu parte porque ha dado su perdón y te ha admitido en su familia.
Los filósofos antiguos y modernos han tratado de definir la felicidad, pero Dios promete a los suyos consuelo de corazón. Muchas veces se nota por dentro un conflicto de sentimientos, pero Dios es capaz de impartir consuelo a los que le conocen por la fe. Esto es algo real, algo que desemboca en contentamiento en el alma.
Puede ser tu experiencia. Es una promesa para mí y también para ti.
— Devocional de Esteban Rodemann, que durante la pandemia empezó a publicar una promesa bíblica para cada día. Desde entonces estos cortos vídeo devocionales han llegado cada día a más de 500 hogares en toda la península. Se han reenviado hasta Noruega, Francia, Argelia, Ecuador y otros países. ¡Es que la Palabra de Dios trae alimento al corazón!
Disfruta del devocional completo en vídeo: