¿Sabías que existen dos pueblos en Europa donde no llega la luz del sol de forma directa?
Rjukan, en Noruega, y Viganella, en Italia, situados en sendos valles, comparten esta curiosa anomalía y en ambos casos han encontrado la misma solución. Han colocado unos espejos en una ladera de la montaña que siguen la luz del sol durante todo el día y la reflejan sobre el pueblo iluminando sus calles.
No es difícil encontrar una similitud entre estos espejos que reflejan la luz del sol sobre estos pueblos sumidos en la oscuridad y los cristianos, que tenemos como misión reflejar la luz de Jesucristo sobre un mundo en tinieblas.
Durante su ministerio en la tierra Jesús afirmó que «entretanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo» (Juan 9:5). Pero, cuando ascendió al cielo, dejó a su iglesia con la misión de ser la luz del mundo y alumbrar «delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos». (Mateo 5:16)
Para que los espejos reflejen la luz del sol sobre esos pueblos que están oscuridad, tienen que seguir en todo momento la dirección del sol. De igual manera nosotros tenemos que vivir con «los ojos puestos en Jesús» (Hebreos 12:2), no perder su dirección y guía.
En el capítulo segundo de la epístola a los Filipenses, el apóstol Pablo nos exhorta a ser imitadores de Jesucristo. De esta manera, resplandeceremos como luminares «en medio de una generación maligna y perversa» (2:15).
En el libro El dominio mental, su autor Pedro Baños explica lo que él llama «el efecto Falcon Crest». Seguro que los que ya tenemos una edad recordamos la serie y a sus peculiares protagonistas. En un valle idílico de Estados Unidos, dos familias luchaban por la posesión de unos viñedos en una batalla de intrigas, venganzas, conspiraciones y traiciones. Esta serie llegó también a la Unión Soviética y algunos dirigentes rusos, cuando vieron la opulencia y el lujo en el que vivían los personajes de la serie, decidieron que ellos también querían vivir así. Y, de esa manera, según el autor, una serie de televisión contribuyó en cierta medida a la caída del Muro de Berlín y al desmoronamiento del régimen comunista de la Unión Soviética.
¿Y nosotros? ¿Influye nuestro testimonio de la misma manera en los que nos rodean?
Nuestra misión no es reflejar opulencia, ni estilos de vida, ni lo buenos que podamos ser o creamos ser. Nuestra misión es reflejar a Jesucristo, la luz del mundo, obrando en nuestras vidas a través de su Palabra y del Espíritu Santo. Y que este reflejo derribe los muros de incredulidad o indiferencia que hayan podido levantar en sus corazones y la ceguera en la que Satanás les quiere mantener para que no les resplandezca la luz del evangelio (2ª Corintios 4:4).
— Devocional de Miguel Ángel Gómez, autor de la serie juvenil «El diario de Álex» (por cierto, ¡ya está aquí la cuarta aventura!). También ha escrito cinco novelas de intriga y suspense.