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Los secretos de Dios

«El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce. No se nos pedirá cuenta de ellos. Sin embargo, nosotros y nuestros hijos somos responsables por siempre de todo lo que se nos ha revelado, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de estas instrucciones.» Deuteronomio 29:29 NTV

Se han perdido siglos de historia de la iglesia intentando desvelar los secretos que la propia Biblia dice que Dios se ha guardado para él. Hoy mantenemos discusiones encendidas, traumas y debates históricos acerca de temas que, si somos sinceros, poca importancia tienen en el plan divino para el ser humano. Aquí se nos dice que todo lo que contiene la Biblia tiene un hilo común: todo tiene que ver con nuestra voluntad para llevar a cabo la Palabra que Dios nos ha confiado. Lo que nos cuenta es lo que nosotros podemos asumir, lo que incumbe a nuestras decisiones.

El Señor no nos pedirá cuenta de los secretos que no tenemos información suficiente para resolver, cosas que competen al orden celestial, y no al terrenal; y quizá sea una buena idea hacer caso de este versículo y dejarnos de debates infructuosos y de doctrinas que están más basadas en teorías y opiniones humanas que en información que la propia Biblia no ofrece.

Quizá debamos dejar de preocuparnos por los misterios sin resolver y disponernos a realizar todo aquello de lo que sí se nos pedirá cuenta: cuidar de los desfavorecidos, hacer justicia en el mundo, cuidar sabiamente de la creación, amar a Dios sobre todas las cosas y ser testigos de Jesús allá donde vayamos. Si nos volcáramos en hacer estas cosas nos daríamos cuenta de que no nos quedaría tiempo para debates infructuosos sobre aquello que Dios, en su sabiduría, ha decidido guardarse.

En el fondo, también es un alivio saber que no tenemos por qué esforzarnos por controlar lo incontrolable; Dios se lo ha guardado para sí, y es otra manera más de amarnos, poniendo bajo nuestra responsabilidad solo aquello que podemos abarcar.

Autora: Noa Alarcón
Noa escribe la sección “Preferiría no hacerlo” y el blog “Amor y Contexto” en Protestante Digital.

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