Don Quijote ha sido y es uno de los personajes más conocidos de la literatura de los últimos tiempos. Su compañero Sancho aporta cordura a ese caos de protagonista. Luke Skywalker jamás lo habría conseguido (no quiero hacer spoiler) si no hubiese llegado Han Solo. Tanto en la literatura como en la industria cinematográfica puede verse la necesidad de andar acompañado.
Moisés fue uno de los líderes más representativos del Antiguo Testamento. Cómo Dios usó a alguien como él para liberar a su pueblo de la esclavitud es ejemplo para muchos de que, por muchas limitaciones que sientas, Dios elige a las personas correctas.
Sin embargo, Moisés se cansaba; su tarea no era fácil. En Éxodo vemos cómo Dios nos pone personas cerca para cuando «nuestros brazos se cansan»: nos sostienen y encontramos la victoria.
Mientras Moisés levantaba el brazo, los israelitas les ganaban la batalla a los amalecitas (enemigos del pueblo de Dios), pero cuando lo bajaba, los amalecitas ganaban a los israelitas. Y Moisés comenzó a cansarse de mantener su brazo en alto, así que Aarón y Hur le pusieron una piedra para que se sentara, y se colocaron uno a cada lado para sostener en alto los brazos de Moisés. Así lo hicieron hasta el atardecer, y de ese modo Josué pudo vencer a los amalecitas. (Éxodo 17:11-13)
Durante los últimos cuatro años este texto de la Biblia ha taladrado mi mente.
El mundo en el que vivimos cada vez es más individualista y nos engaña con frases «tú puedes con todo». Mentiras sobre mentiras generan un autoengaño en el que nos sumergimos en una profunda soledad y nos encontramos cansados y disimulando para que nadie se entere.
No hay nada más bueno que andar este viaje acompañado (y no me refiero únicamente al ámbito amoroso). Hablo de la necesidad de ser quienes ayudan a otros y reconocer cuándo nosotros lo necesitamos. Reconocer vulnerabilidad confiando en que habrá un «Aarón» y un «Hur» cerca para hallar victoria.
Dios nos ha equipado para ser capaces de pedir ayuda. Dios no se cansa de repetir por toda la Biblia la frase «no tengas miedo» y muchas veces continúa con un «yo estoy contigo». ¡La mejor de las noticias es que Dios nos acompaña por este camino!
Pide a Dios que te acompañe y que te dé capacidad de ver a aquellas personas que tienes cerca y que pueden unirse al equipo.
— Devocional de Eva Raboso. Casada y mamá de dos pequeños. Trabaja en el ministerio de Pinos Reales (Evangelismo en Acción, España), y una de sus pasiones es servir a otros como parte de su servicio a Dios.
Gracias por la reflexión nos ayuda mucho
siempre me decía que yo puedo, sin embargo, desde ahora solo diré tu me ayudaras