Sólo Jesús sabe el motivo por el que perdonó a Pedro cuando éste negó que le conocía. Después de todo lo que habían vivido juntos…nosotros habríamos hecho otra cosa. ¿Y qué me dices de la facilidad que tuvo Jesús para seguir adelante con sus planes cuando ambos tuvieron unas palabras más fuertes? Hablo de cuando Jesús le dijo a Pedro «¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de tropiezo» (Mateo 16:21-23)
Seguramente cualquiera de nosotros, además de la reprimenda, lo hubiéramos apartado de nuestro lado.
Pero Jesús NO actuó así. Después de llamarle Satanás se lo llevó a ver cómo se transfiguraba. Sólo pasaron 6 días. Si piensas en la importancia de las palabras de Jesús, yo diría que le perdonó enseguida. Porque aunque Jesús se había molestado con Pedro quería enseñarle algo tan especial como su transfiguración.(Mateo 17)
A veces nosotros somos muy impulsivos, y contamos con las personas según se porten con nosotros. Parece lo más normal. Y si pasa algo muy desagradable nos enfadamos durante largo tiempo.
Pero Jesús era diferente hasta en esos detalles. Él conocía perfectamente lo que había en el corazón de Pedro. Él vio su conducta en ese momento pero también lo útil que sería Pedro para la extensión del evangelio. Era necesario que Pedro viese quién era realmente Jesús y con quién hablaría ese día. Es sorprendente que para Jesús esto que dijo Pedro «que tal cosa no acontezca» ( v. 23 hablando de la muerte de Jesús) y su «pequeña discusión», pasara a ser algo secundario.
Sin embargo nosotros nos enfadamos y no somos capaces de mirar a los demás y amarles como Jesús nos amó.
En general, creo que tenemos muy bien grabado lo que nos han hecho, cuanto nos ha dolido y cuanto deberían sufrir los demás para recuperar el contacto con nosotros. Ni mucho menos les daríamos la oportunidad de disfrutar de cosas tan especiales como hizo Jesús. Nada demasiado íntimo, como mucho volver a saludarnos y ya veremos qué tal.
Porque así es más fácil ser cristiano.
Pero les decimos a las personas que aún no conocen al Señor Jesús que se acerquen a él arrepentidos para recibir el perdón de sus pecados. Decimos que él nos amó primero, se entregó hasta la muerte, cargó con el pecado de la humanidad y se alejó del Padre para que ahora nosotros podamos estar cerca. Les decimos que nadie merece el perdón de Dios, pero por su gracia nosotros lo disfrutamos.
Aunque todo esto es verdad, (igual tu lo expresarías de otra forma) estoy seguro de que quieren verlo en nuestra vida. Porque este amor imposible de merecer, esta gracia, es la que Dios quiere que hagamos nuestra, que la disfrutemos y apliquemos en nuestras relaciones con las personas que tenemos a nuestro alrededor.
Porque ser cristianos se acerca más a esto último, a practicar la gracia en todos los aspectos de nuestra vida, que a saber muchos versículos de memoria, a conocer citas célebres de escritores cristianos o incluso predicar mejor o peor. Aunque todas estas cosas también tengan su importancia.
¿Pero qué es más importante que conocer en profundidad a Jesús y ser cada día más como nuestro Maestro? Él , además de tantas cosas como aprendemos, nos enseña a vivir aún entre los problemas cotidianos como las discusiones. Que el Señor nos ayude a seguir sus pasos y su forma de solucionar las cosas, su manera de perdonar y disfrutar de sus amigos y su relación con el Padre.
Devocional escrito por Abraham Sampedro, colaborador en Librería Abba.
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