En la icónica escena de Mulán, su padre le entrega una flor de cerezo y le dice que la flor que florece en la adversidad es la más rara y hermosa de todas. El nombre de esta joven guerrera china significa «flor de magnolia». Pero, sea cual sea la flor en cuestión –de cerezo, de magnolia, la rosa del desierto o la flor de loto– la idea llama la atención, porque efectivamente hay flores que sobreviven en las condiciones más inhóspitas.
La historia detrás de la película Disney se remonta al siglo V d.C. bajo la dinastía Wei. Las regiones del norte de China estaban amenazadas por hordas bárbaras que habitaban en la actual Mongolia, que las crónicas de la época llamaban xiongnu. Estas tribus, de las cuales procedían los temibles hunos, aterrorizaban a los distintos reinos de la zona. Parece que la Gran Muralla de China fue construida precisamente para protegerse del hostigamiento de estos enemigos.
El primer documento sobre Mulán aparece a mediados del siglo VI. Es una canción de más de 60 versos que narra como una joven costurera se disfraza de hombre para sustituir a su padre enfermo, que ha sido llamado a filas, y se une en la lucha contra los pueblos invasores. Su experiencia guerrera se prolonga durante doce años, en los que su coraje y sabiduría en el campo de batalla la convierten en oficial reconocida por el mismo emperador. Sin embargo, la joven rechaza un puesto en la corte imperial y opta por volver a casa.
La flor del desierto en la Biblia
Las Escrituras aluden a la rosa del desierto en el profeta Isaías. Hay un pasaje del capítulo 35 que recoge la idea y sugiere una aplicación para nosotros:
Se alegrarán el desierto y el sequedal; la estepa se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá sin falta, y también se alegrará y cantará con júbilo… verá la gloria del Señor. ¡Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles! Decid a los de corazón apocado: ¡Esforzaos, no temáis! (Isaías 35:1-4)
Las palabras del profeta sugieren tres temas.
Un entorno desértico
En primer lugar, toma nota de un desierto: «Se alegrará el desierto». Otro texto de Isaías aclara que el mundo entero se ha puesto como desierto, refiriéndose a los efectos de la maldad. Una tierra una vez lujuriante se ha vuelto dura e inhóspita. Cuesta sacar medios de vida de un entorno que parece empeñado en ponernos todo difícil.
Un desenlace feliz
Al mismo tiempo, sin embargo, el Señor afirma un desenlace exuberante: «la estepa se gozará y florecerá como la rosa». Dios promete en su palabra que la venida de Jesucristo a este mundo, su cruz y su resurrección, tenía como fin último la restauración del mundo entero, dando sanidad a las personas y recuperando para sí una creación que se había echado a perder. Se hará realidad cuando Cristo vuelva por segunda vez.
Una decisión personal
La certeza de ese final invita a que las personas tomen una decisión: «Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles».
Aquí el profeta emplea una figura retórica para hablar de la oración a Dios, levantando las manos y doblando la rodilla para pedir su ayuda. Tener las manos cansadas y las rodillas endebles significa que uno se ha cansado de acudir a Dios, o por una aparente falta de respuesta o por disgustos sufridos en la vida.
Pero el profeta anima a pensar en el fin de la historia, como si dijera, «¡Esto va a merecer la pena! Habrá una resurrección para los que confían en Cristo como Señor. Pide perdón a Dios, y pide ayuda para sortear las dificultades de vivir en un mundo hecho un desierto. Lo verás con tus propios ojos cuando Cristo venga en gloria».
Mulán, como la flor del desierto, prospera a pesar de infinitas dificultades. Así puede ser la experiencia del creyente.
Por la maldad que lo contagia todo, el mundo se vuelto un desierto. Sin embargo, Dios ha prometido un desenlace por medio de Jesucristo: la resurrección del cuerpo y la renovación de este globo terráqueo. Esto invita a una decisión: clamar a él pidiendo perdón y vida nueva.
Puede ser tu experiencia: es una promesa para mí y también para ti.
— Devocional de Esteban Rodemann, que durante la pandemia empezó a publicar una promesa bíblica para cada día. Desde entonces estos cortos vídeo devocionales han llegado cada día a más de 500 hogares en toda la península. Se han reenviado hasta Noruega, Francia, Argelia, Ecuador y otros países. ¡Es que la Palabra de Dios trae alimento al corazón!
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