El vodka y otros tipos de bebidas alcohólicas acabaron con la vida de la cantante Amy Winehouse a los 27 años; falleció el 23 de julio de 2011. Tenía en sus venas más de cuatro gramos de alcohol por cada litro de sangre. Los médicos dicen que 3,5 es el límite que nuestro cerebro admite para seguir funcionando.
Desgraciadamente no es un caso único; hace ya mucho tiempo que Noel Gallagher reconocía que «el alcohol mató a Oasis», el famoso grupo que formaban él y su hermano Liam. Años después siguieron enzarzados en disputas legales, las acusaciones entre uno y otro continuas.
El alcohol y las adicciones a diferentes sustancias han destruido a muchas personas y a familias enteras; han hecho romper relaciones entrañables y siguen siendo una de las causas de muerte más importantes en todos los países del mundo. Si no somos capaces de vencer los malos hábitos, pueden terminar destruyéndonos por completo.
¿Cómo hacerlo? Quizás podamos dar algunas instrucciones muy sencillas para salvar nuestra vida o para poder ayudar a otros, dependiendo del caso.
En primer lugar, el paso más importante siempre suele ser el primero: si tomamos la decisión de decir «no» desde el principio, será muy difícil que un mal hábito nos atrape. Quien no comienza a consumir nunca será consumido, así que lo ideal sería no probar nunca. Si no hay primer paso, no habrá segundo, ni tercero, ni cuarto…
En ese sentido es muy importante aprender a ser diferentes. A veces nuestros amigos nos animan a hacer algo por la simple razón de que ellos lo hacen, o porque ¡todo el mundo lo hace! No debemos dejarnos convencer, porque no es cierto. Si somos capaces de decir «no», estamos dando el primer paso hacia nuestra libertad, ¡demostramos que no todo el mundo tiene que hacerlo!
Y si pensamos que no tenemos fuerzas para portarnos de esa manera, Dios puede dárnoslas. Recuerda lo que decía el salmista:
Ayúdame, Señor y Dios mío, ¡sálvame por tu amor!… no importa que me maldigan con tal que tú me bendigas. (Salmo 109:26-28)
Un detalle más: el diablo siempre quiere destruir nuestra vida, así que suele atacarnos con dos mentiras: antes de la caída, nos dice que un pequeño error no es importante y que probar una vez no pasa nada, de esa manera nos engaña hasta que caemos… Después nos recuerda una y otra vez que estamos atrapados y que no será posible vencer. ¡No hagas caso de ninguna de las dos mentiras! Se valiente para decir «¡no!»… pero si has caído, recuerda que no hay mal que pueda vencer a la gracia de Dios.
Abandona lo que te destruye y descansa en el amor de Dios hoy mismo. ¡Todavía no es tarde para derrotar al mal!
— Devocional de Jaime Fernández, escritor, músico y director del programa Nacer de Novo (TVG) . Esta reflexión es de su libro «Un año de película» que puedes encontrar aquí, junto con muchos más libros suyos.
Oren por mí por favor no quiero seguir undiendome