«El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada.» Proverbios 11:1
La ley de darse bien en todo está de moda. Vivimos la cultura de la explotación desde el descubrimiento del nuevo mundo. Nuestros colonizadores vinieron con la finalidad de explotar nuestras riquezas y no para invertir en esta tierra. Esa tendencia aún permanece en las relaciones comerciales. La falta de integridad en los negocios es un mal crónico. La báscula engañosa es un símbolo de esa deshonestidad.
En los días del profeta Amós, los ricos vendían un producto inferior al trigo por un peso inferior y un precio más alto, con la finalidad de explotar a los pobres y llenar sus cofres con riquezas mal habidas. Se olvidaron los avaros de que Dios abomina de la báscula engañosa. Dios no tolera la deshonestidad en las transacciones comerciales, pues el peso justo es su placer.
La riqueza de la impiedad, fruto de la corrupción, producto del robo y de la explotación, obtenida sin el trabajo honesto y sin la bendición de Dios, trae pesar y sinsabor. Esas riquezas se volverán combustible para la destrucción de aquellos que las acumularon.
Pero la bendición de Dios enriquece y con ella no trae disgusto. La honestidad en los negocios es el placer de Dios.
Aquel que es el dueño de todas las cosas y la fuente de todo el bien requiere de sus hijos integridad en todas las áreas de la vida.
Devocional del libro “Gotas de Sabiduría para el Alma” escrito por Hernandes Dias Lopes. Publicado con permiso de Clie.es
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