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Jesús quiere alejarnos de la soledad del infierno

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Creo que el infierno puede ser algo similar a lo que sentimos cuando fallece la persona que siempre estuvo ahí cuando la necesitabas… Una madre, un padre, el hermano, el mejor amigo. Y no sólo al momento en el que fallece, sino en lo que viene después. Porque tienes que intentar seguir viviendo y no vuelves a ser el mismo.

No sé porqué pensaba en la madre de mi amigo Jonatan. Cómo pudo sentirse él cuando hace poco ésta murió en pocos días. Se apagó poco a poco y ya no volverá. Es cierto que se quedan los recuerdos, las palabras, los abrazos… que Jonatan aún sentirá. Porque eso nunca se olvida. Pero en realidad ahora, de alguna manera estará sólo. Hay otras personas alrededor. Personas que intentarán animarle… Pero no son ella. Ni podrán hacerle sentir como ella lo hacía. De alguna forma comienza un «infierno» en el que pasan días, meses, años… En los que ella ya no estará y él tratará de vivir a pesar de su ausencia.

Como decía al principio creo que el infierno debe ser algo parecido. Porque allí, en el infierno en el que terminará aquella persona que nunca quiso tener nada que ver con Dios, tampoco habrá nadie que pueda ayudarle. Ningún mejor amigo o familiar podrá abrazarle o darle la mano para salir. Estará completamente sólo ante el peligro. Una  completa y absoluta soledad. Y no podrá avisar a nadie. Como tampoco pudo el rico en la parábola de Jesús.

Por eso Cristo es tan importante para los cristianos, porque vino para evitar esa situación a la humanidad. Vino para ponerse en nuestro lugar y alejarnos de la soledad y el sufrimiento permanente. Él vino para ofrecernos algo completamente distinto.

Y pensando en mi, como cristiano… ¿Qué quiero para mis familiares y amigos? ¿Que terminen en esa situación tan desagradable? ¿Que al fallecer se encuentren eternamente solos?

Pienso que debería hablar más de Jesús, vivir según lo que sé de él. Mostrar su carácter para que más personas sean atraídas a Él. Porque yo no recibí la salvación por mis innumerables esfuerzos. No fue por lo bien que yo hiciera las cosas. Jesús fue el único que puso su vida en mi lugar para salvarme. Y sé que desde ahora y cuando muera, estaré con Él para siempre.

Y esto es lo que deseo para ti si aún no conoces a Jesús. Que lo busques en la Biblia, lo conozcas, y pongas tu vida en sus manos. Porque Él vino al mundo a evitar que tu y yo acabemos en el infierno. Él vivió, murió y resucitó. Y regresó al cielo para prepararnos un lugar donde viviremos con Él para siempre.

Jesús dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»

Devocional escrito por Abraham Sampedro, colaborador en Librería Abba.

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