«Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.» 1ª Corintios 1:9
«Fiel es Dios». Este es uno de los rasgos del carácter de Dios, en lenguaje teológico, uno de sus atributos. Dios es fiel para con nosotros, a pesar de nuestras infidelidades para con él. Cuando pensamos en la fidelidad en el matrimonio, sabemos a lo que nos referimos, es decir, que ninguno de los cónyuges falle al otro, que se mantengan fieles en su compromiso, fieles al pacto al que se han comprometido. Dios es fiel, Él nunca nos fallará, su pacto con nosotros es un pacto de vida y para siempre. Pero nosotros somos distintos, y en nuestra relación con Él ¡cuántas veces le fallamos!, y por ello deberíamos ser consumidos (Lamentaciones 3:22). Pero Dios es fiel y perdona nuestras infidelidades.
Pablo escribe estas palabras al final de su oración de acción de gracias por los corintios, y precisamente en la iglesia de Corinto abundaban tantos que habían fallado a Dios. A pesar de ello, Pablo menciona, en los versículos anteriores, las muchas cosas que Dios ha dado a la iglesia, de las que ellos han hecho un mal uso, y pese a ello les recuerda que Dios es fiel, que no falta a sus promesas, que las cumple.
El apóstol recuerda que por Dios «fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor». Nada de lo que tenemos es por nuestro merecimiento. Pablo dice de los corintios que fueron enriquecidos en toda palabra y ciencia, que no les falta ningún don, que en ellos se había confirmado el testimonio acerca de Cristo … pero todo viene de Dios y Dios se lo dio cuando los llamó a la comunión con su Hijo. El Evangelio nos enseña que Dios nos ama de tal manera que dio a su Hijo, para que todo aquel que cree en Él no se pierda sino que tenga vida eterna. Dios nos llama a escuchar este mensaje y vivir en comunión con su Hijo, y cuando nosotros decidimos escuchar esa llamada de Dios y entregar nuestra vida a Jesucristo, Él se convierte en nuestro Señor, ya le pertenecemos, no somos nuestros, y lo que pide de nosotros es una reciprocidad. Dios es fiel y no nos fallará a pesar de nuestras caídas y nuestras infidelidades. «Si fuéramos infieles, Él permanece fiel: El no puede negarse a sí mismo» (2ª Timoteo 2:13
Oración: Señor, que cada día recuerde tu fidelidad, y que por ella, pueda vivir una vida de comunión contigo, que me libre de caer en el pecado.
El autor de este devocional es Manel Rodríguez Domínguez, pastor de la Iglesia Evangélica de Vilanova i la Geltrú
- Manel recomienda el libro “Dioses que fallan» de Tim Keller
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