Hoy 2 de febrero es el Día de la Marmota, inmortalizado por Bill Murray y Andie MacDowell en la película Atrapado en el tiempo. Phil Connors, un presentador harto de cubrir la fiesta de la marmota en Pensilvania, tiene la mala suerte de vivir el día folclórico en bucle: un día de pequeñeces encantadoras o irritantes, según cómo se mire. Desde la película en 1993, en España utilizamos la expresión para denominar lo cansinamente repetitivo.
El Día de la Marmota no figura en la Biblia, pero Zacarías pide al pueblo de Israel que no menosprecie “el día de las pequeñeces” (o “modestos comienzos”):
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces, se alegrarán al ver la plomada en la mano de Zorobabel. «Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra» (Zacarías 4:10, RVR1995).
Su líder Zorobabel reconstruye el templo, pero sus enemigos se burlan y sus conciudadanos desprecian la construcción. Pero Dios dice que está pendiente y que será causa de alegría.
En su comentario sobre Zacarías, el pastor David Guzik señala tres razones para no menospreciar nuestras propias rachas de pequeñeces (o ¿temporadas marmota?), que aquí comparo con la película:
1. Nos forman
En la película, el amargado Phil tiene que atravesar las cinco fases del duelo hasta llegar a la aceptación y realmente aprovechar el tiempo. Pero sus éxitos tampoco le llenan. Tiene que ir más lejos: no solo hacer, sino ser, cambiar su carácter.
De manera similar, los “días” de Dios, dice Guzik, pueden parecer insoportables y larguísimos (veinte años duró el de Zorobabel), pero Dios está amando y formando al obrero junto con su obra. En temporadas tediosas, Dios invierte en ti.
2. Tienen valor
Phil es un caso perdido que nunca experimentará alegría o amor a menos que despierte a través de esta terapia de choque. Pero el espectador no sabe cómo ha sucedido: ¿ha sido maldito?, o ¿ha recibido una oportunidad gracias a un ángel guardián?
En el caso del creyente, sin embargo, Dios mismo vela por las temporadas marmota; no son un error ni un castigo, sino un tiempo de valiosa preparación. Zacarías subraya que la mirada perfecta y penetrante de Dios está sobre el trabajo que nos encomienda.
Por otro lado, también hay quien quiere que despreciemos estas épocas:
Satanás teme el día de las pequeñeces en nuestra vida porque ve las grandes cosas que Dios hace en ellas y saca de ellas (Guzik).
3. Inspiran a otros
Al final, vemos el impacto del nuevo Phil en los demás, pero no logra inspirar a nadie hasta que su motivación fluye del amor.
Nuestras pequeñas obras hechas en fe en Jesús, dijo Charles Spurgeon, no solo son una educación para quizás realizar obras mayores, sino potencialmente un llamado para que otros hagan obras mayores que las que jamás podamos lograr nosotros.
“Hechas en fe en Jesús” es clave, ya que no lograremos nada a menos que nos llene algo más grande: el amor encarnado, Jesús. ¿Conoces este Amor? Es el único que da verdadero sentido a una vida en bucle.
Si ya lo conoces y te has quedado “atrapado en el tiempo”, ¡ánimo! Él no ha dejado de contemplarte. Nunca desestimes lo que Dios puede hacer, no solo en ti sino en otros.
Que su amor te llene y cambie a diario.
— Devocional de Lisi Clark, colaboradora de Librería Abba. Reflexión adaptada de su blog.