Nos encontramos ante unos momentos en los que para saber la verdad sobre algo, tenemos que emplear tiempo, tenemos que investigar para entenderlo y esforzarnos. Porque hay muchas personas que quieren engañarnos.
Por ejemplo la campaña electoral es el mejor momento para intentar manipularnos.
Recientemente ha habido 2 debates en televisión donde casi todos los candidatos repetían:
-Es mentira
-Usted miente.
-Deje de mentir.
Así que en varios medios de comunicación han elaborado detectores de medias verdades y mentiras. Porque muchas declaraciones son públicas y la verdad se puede descubrir fácilmente.
¿Pero qué hacemos cuando tenemos la verdad ante nuestros ojos?
¿Cambiamos o seguimos como si tal cosa?
¿Sabes? Hubo multitud de personas que compartieron tiempo con Jesús, pudieron escucharle, disfrutar de la comida que él repartió y hasta fueron sanadas por él.
Pero «algunos de los escribas y fariseos, dijeron: Maestro, queremos ver una señal de parte tuya.» (Mateo 12:38) y Jesús se hartó. Les dijo que no les daría otra señal más que la de Jonás, pensando en su propia muerte y resurrección.
Y no se quedó ahí. Les llegó a decir que una mujer, extranjera, la reina de Sabá, actuó mejor que ellos porque se esforzó por escuchar la verdadera sabiduría que Dios le concedió a un rey, al rey Salomón.
Aquella mujer que nadie esperaba en Jerusalén, emprendió un largo viaje para descubrir si lo que se decía de Salomón era cierto. (1 Reyes 10:1-13)
Esta reina «habló con él de todo lo que tenía en su corazón.»(v2.) y dijo: «era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de tus palabras y de tu sabiduría. 7 Pero yo no creía lo que me decían, hasta que he venido y mis ojos lo han visto. Y he aquí, no se me había contado ni la mitad. Tú superas en sabiduría y prosperidad la fama que había oído»
Así que escuchó con atención a Salomón, comprobó que todo lo que se decía de él era cierto, consideró dichosas a las personas que tenían la oportunidad de escuchar a Salomón, bendijo a Dios y Salomón fue tan generoso con ella que le dio «todo cuanto ella quiso pedirle, además de lo que le dio conforme a su real magnificencia» (v.13)
No creo que aquella reina, después de conocer a Salomón, volviera a ser la misma persona.
¿Te das cuenta de lo que quería decirles Jesús a aquellos escribas y fariseos poniendo el ejemplo de la reina de Sabá? Podríamos pensar que aquella reina solo quería satisfacer su curiosidad y comprobar que el Dios de los judíos había dado sabiduría a Salomón. Pero creo que además quería ser mejor reina y buscaba la sabiduría para su propio reino.
Por todo esto merecía la pena hacer una inversión económica y un largo viaje para arriesgarse a equivocarse.
Y aquel al que le pedían una señal era Jesús, mucho más sabio que Salomón, el mismísimo Hijo de Dios estaba a su lado y les ofrecía la reconciliación con el Padre ¡y la vida eterna!
Jesús tenía mucho más que ofrecer que una nueva señal a aquellas personas alejadas de Dios.
Pero ¿crees que somos tan diferentes a aquellos religiosos? Aún siendo cristianos decimos: otra señal más Señor, necesito otra más. Y en ocasiones no llegamos a disfrutar completamente de la presencia de Dios y de su sabiduría que vemos en su Palabra. Y hasta nos cuesta reconocer que tiene el control en todas nuestras preocupaciones.
Gracias Padre por entregar mucho más que una señal, por entregar a tu propio Hijo hasta la muerte y resucitarle para que hoy podamos ser tus hijos.
Ayúdanos a disfrutarte y convéncenos de que tu eres la verdad, y aunque haya momentos de inseguridad, ni ahora ni nunca habrá nadie como tú, porque «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.» (Hebreos 13:8) y tu palabra permanece para siempre (1 Pedro 1:24-25)