«Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas.» 1 Samuel 28:6
Saúl fue el primer rey de Israel. Gobernó la nación durante cuarenta años. Sus primeros años fueron un éxito, pero su reinado terminó trágicamente. No basta empezar bien; tenemos que terminar bien. No se limite a empezar el día con buenas intenciones; tiene que completar la carrera con integridad.
Saúl se desvió del camino y tomó algunos atajos peligrosos. Su obediencia parcial se volvió desobediencia total. Su demora en la obediencia a Dios se convirtió en rebelión deliberada. Su dureza de corazón y su maldad le cerraron la puerta del arrepentimiento.
El mismo hombre que un día fue lleno del Espíritu ahora está tomado por espíritus malignos. El Espíritu de Dios se apartó de él, y el corazón de Saúl se llenó de odio. Saúl se volvió loco y violento. Retrocedió en su fe y acabó buscando lo que antes condenaba. Saúl consultó a una bruja en vez de consultar al Señor. Fue asaltado por el miedo y atentó contra su propia vida. Comenzó bien y terminó mal. Comenzó vistiendo el manto de la humildad y terminó la carrera lleno de soberbia.Se inició con la bendición de Dios y cerró las cortinas de su vida lejos de Dios.
No basta empezar bien; tenemos que terminar bien.
Las buenas intenciones no son suficientes, es necesario perseverar en caminar con Dios.
Devocional del libro “Gotas de Alegría para el Alma” escrito por Hernandes Dias Lopes. Publicado con permiso de Clie.es